El tamaño de los huevos del papamoscas cerrojillo ha disminuido paulatinamente en los últimos 16 años, según ha comprobado el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Jaime Potti, responsable de este trabajo, cuyas conclusiones aparecen publicadas en el último número de la revista Acta Oecologica-International Journal of Ecology.

Las temperaturas medias en mayo, la época de la puesta de los huevos, han aumentado 0,11 grados C por año desde 1980 en el área donde se ha realizado el estudio, La Hiruela, en la sierra de Madrid.

La hipótesis del investigador del CSIC es que el papamoscas, al contrario que otras aves migratorias como las golondrinas, no ha adaptado la fecha de sus migraciones al adelanto de la primavera, por lo que acaban criando en épocas que no son las óptimas.

"Los pájaros parecen estar criando en épocas subóptimas, tanto para el crecimiento de los pollos, como para la formación de los huevos que realizan las hembras, que probablemente no encuentran alimento de la calidad y/o cantidad necesarias para formar huevos de mayor tamaño, incluso en las épocas más cálidas, cuando más alimento disponible hay", narra Potti.

Este hecho provoca que se generen huevos de menor volumen con una probabilidad menor de eclosionar, lo que ha contribuido al descenso del éxito reproductivo de la población en las dos últimas décadas.