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Tras las huellas del prerrománico

Un equipo de investigadores aporta nuevos datos sobre las iglesias altomedievales de Galicia, uno de los patrimonios más importantes de la península ibérica y apenas conocido

Capilla de A Siota (Xunqueira de Ambía). // P. Emchahe

"No conocemos otra zona de la península ibérica que tenga tanta densidad de iglesias altomedievales como Galicia. Estamos comprobando que debía haber muchas más de las que pensábamos. Siempre se habla del románico y la creación de las parroquias, pero antes del año 1.000 había ya muchas iglesias, y algunas de ellas de mucha calidad constructiva". Así se expresa el arqueólogo José Carlos Sánchez Pardo, director del equipo de investigadores del proyecto EMCHAHE, de la Universidad de Santiago, que estudia una treintena de templos altomedievales en toda la geografía gallega, aunque hay evidencias de la existencia de más de 420 templos de esa época.

"Pudiera parecer que todo el prerrománico está en Asturias, cuando en Galicia contamos con ejemplos muy importantes que apenas se han estudiado", apunta Sánchez Pardo. Cita entre ellos las iglesias de San Xes de Francelos (Ribadavia), y de Santa Eufemia de Ambía (Baños de Molgas), ambas del siglo IX, o la de San Martiño de Pazó (Ribadavia), del siglo X. "Pero además hay otros casos muy poco conocidos, o prácticamente inéditos, como el de San Martiño de Armental (A Coruña), de la que hemos obtenido una datación que la sitúa en el siglo IX al localizar una inscripción con la fecha del año 871", señala el responsable de las investigaciones. También son apenas conocidos los restos de la iglesia de San Adrián de Amiadoso (Allariz), que sitúan entre los siglos VIII y IX, de la que solo se conserva un muro.

La iglesia más antigua de la que tienen constancia los investigadores es la Basílica de la Ascensión de Aguas Santas (Allariz). "Todo parece indicar -apunta José Carlos Sánchez- que es del siglo VI, en pleno periodo suevo. Es un templo muy distinto a los demás, pues es una cripta cuyo origen aprovecha una antigua sauna castreña". Ahora están estudiando un yacimiento arqueológico en Valga que posiblemente sea anterior. Se trata de los restos de la iglesia de Santa Comba, cuyo origen sería probablemente del siglo V. "Es muy interesante porque sería uno de los edificios más tempranos y además está cerca de Iria Flavia, que era sede episcopal", añade el director del proyecto.

En sus trabajos, los investigadores utilizan modernos sistemas de datación, como el radiocarbono o la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL). "La prueba del carbono 14 la realizamos en la argamasa o mortero que une las piedras -refiere Sánchez Pardo-. Pero tiene algunos problemas, pues en esos morteros puede venir materia orgánica muy antigua. Por eso recurrimos también a la luminiscencia ópticamente estimulada, que analiza en qué momento los minerales de la argamasa dejaron de recibir la radiación de la luz solar. Es decir, en qué momento se cerró esa argamasa, cuándo se construyó el muro. Viene a ser algo así como un reloj que se queda parado en el tiempo, y -aunque también tiene problemas- es más fiable que la mera datación por carbono".

Los arqueólogos e historiadores del proyecto EMCHAHE están a punto de publicar un estudio sobre otra iglesia inédita a nivel altomedieval, la de Santo Tomé de Tórdea (Castroverde, Lugo). Se creía que era posterior, pero el estudio estratigráfico también indica que debe datarse entre los siglos IX y X. Otro templo emblemático es Santa Comba de Bande (Ourense), que el equipo del proyecto sitúa ahora a finales del siglo VIII, "una época de invasión musulmana en la que se pensaba que no se habían construido iglesias; es muy significativo porque se había debatido mucho sobre su antigüedad", explica Sánchez Pardo. En el sentido contrario se encuentra San Xoán de Panxón (Nigrán), el conocido como arco visigótico. Hasta ahora se pensaba que era del siglo VII, pero los arqueólogos señalan que la datación que han obtenido es más bien del siglo IX o del X.

Financiado por la Unión Europea y la Xunta de Galicia, en el proyecto EMCHAHE trabajan, además de José Carlos Sánchez, la arqueóloga Rebeca Blanco, especialista en arquitectura; el geólogo Jorge Sanjurjo, que se encarga de las pruebas de luminiscencia; Marcos Fernández Ferreiro, especialista en documentos; y María Jesús de la Torre, experta en Historia del Arte.

Una vez conocidas las características de las iglesias altomedievales, una segunda parte del proyecto intentará estudiar qué pasaba fuera de esos templos, "cómo era el paisaje, que tipo de cultivos había, si hubo deforestación o si había actividades metalúrgicas", concluye Sánchez Pardo.

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