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Candeán presume de alfombras florales

Medio centenar de vecinos colaboraron en la confección de los tapices en el atrio de la iglesia parroquial, manteniendo una tradición iniciada hace 47 años

Candeán presume de alfombras florales

No son las más conocidas ni las más espectaculares ni mucho menos las más visitadas, pero se llevan haciendo desde hace 47 años gracias a la voluntad y empeño de los vecinos que también quieren que su parroquia presuma de alfombras florales el día del Corpus. Los tapices florales han vuelto un año más a decorar el atrio de la iglesia parroquial San Cristóbal del Candeán gracias al trabajo desinteresado realizado por medio centenar de vecinos, sin más apoyo que su entusiasmo.

A lo largo del año y sobre todo tres meses antes de la celebración, los vecinos implicados en la tarea han ido recogiendo la vegetación no perecedera como coca y bellota, entre otras, para preparar las alfombras. Más tarde y divididos por grupos según la zona en la que residan, se dedican a recolectar entre los vecinos las flores necesarias para dar el colorido a los tapices. Para cubrir toda la parroquia, los grupos se dividen en cinco zonas - Rabadeira, Iglesia, Monte Pequeno, Subride y Fonte Escura- y una semana antes del Corpus comienzan a picar la tuya y el filuncho para dejar todo dispuesto para la víspera del Corpus.

El viernes 21 por la tarde comienza el perfilado de la alfombra. Desde la tarde a la noche, los encargados de esta labor plasman sobre el suelo el dibujo decidido previamente en la junta parroquial: un Cristo en la parte trasera de la iglesia, motivos litúrgicos en la entrada principal y azulejos en los laterales, con detalles figurativos como palomas picando maíz.

La tiza con la que marcan el dibujo no resulta suficiente cuando hay amenaza de lluvia, así que en ocasiones, como ha ocurrido este año, han tenido que emplear la brocha.

La víspera del Corpus, el pasado sábado 22, el atrio vivió el momento de mayor ajetreo. Con la flor separada por colores y supervisados por un coordinador, los vecinos se afanaron en "tejer" los floridos mosaicos, reservando las delicadas manos de los niños para los detalles más pequeños.

La satisfacción tras una noche de trabajo en grupo

  • Durante la noche de preparación final de las alfombras todos y cada uno de los voluntarios se entregan a la tarea de trabajar en equipo. Veteranos que llevan desde el inicio de esta tradición colaborando, niños que se estrenan en la labor, catequistas y demás vecinos ponen su granito de arena para decorar el atrio parroquial y verlo, una vez finalizado, con gran satisfacción.A la mañana siguiente los que no hayan visto aún los tapices tienen la oportunidad de admirarlos antes de que acabe la misa de 12:30 y pase la procesión que supone el fin de las alfombras. El esfuerzo ha merecido la pena. El año próximo repetirán.?

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