Diana Quer o las niñas de Tenerife -Anna y Olivia- le metieron de lleno, a través de los medios de comunicación, en muchos de nuestro hogares. La crudeza de la ausencia le tocó de frente: su hijo no biológico, Joaquín Fernández, conocido como Junior, desapareció sin rastro el 11 de septiembre de 2008. Joaquín Amills supo reconducir todo aquel dolor, y empezó a ayudar a otras familias. Empresario, político, catalán, aunque afincado en Carboneras (Almería), se ha convertido en cara y referente de una lucha: la de muchas familias de personas desaparecidas. Serio y pausado; buen orador y tímido, aunque no lo aparenta. Es hijo único pero camina acompañado, en 2010 fundó su gran familia: la asociación SOS Desaparecidos.

La brutalidad de la desaparición, de la ausencia, le tocó directamente.

El 11 de septiembre de 2008 desaparece mi hijo no biológico (hijo de su entonces pareja). Yo conocí a Junior cuando él tenía dos años y desapareció con 23. Siempre lo voy a llamar hijo, porque lo crié como tal. Él me llamaba papá, papucho… Recuerdo muchísimos momentos juntos. Muchas tardes de domingo jugando con un Scalextric que montamos en una habitación que dedicamos solo a la pista. Venían sus amigos, los míos, ya mayores. Era la envidia... (sonríe).

¿Quién era Joaquín Amills antes de todo ello?

Era un empresario, político... Un hombre con la vida planificada. Estaba vinculado a muchos temas de la iglesia, comprometido con temas sociales, pero nada de lo que es ahora. Era una persona con un futuro, que pensaba que ya lo tenía todo diseñado. Con la desaparición de mi hijo aprendí que solo hay presente, no hay futuro.

Aquel fatídico día, Junior estaba con la persona equivocada y en el lugar equivocado.

Se fio de unos lobos vestidos de cordero. Era inocente, tenía la costumbre de fiarse de todo el mundo... Su desaparición estuvo relacionada, presuntamente, con un alijo de hachís, pero ese alijo nunca se produjo. (Junior iba con otro chico a bordo de un barco en Almería, sufrieron una avería y, según la versión de su amigo, ambos tuvieron que saltar al agua y el hijo de Amills desapareció). Nunca hubo hachís en ese barco. Nadie puede creer que un alijo lo vayan a hacer dos chavales que no sabían navegar, que no entendían ni siquiera de un GPS, y que cayera en ellos una responsabilidad de tal magnitud. Creo que fueron víctimas de una trampa.

¿Usted se vio solo cuando ocurrió todo?

Mucho. Desde luego no había ni un 30% de lo que tenemos hoy. Cuando todo ocurre, estuve buscando como un desesperado. No encontraba un punto de referencia. No encontraba, ni siquiera, a otros familiares… Me parecía que estaba en un oasis. Lo único que encontré, a finales de 2009, fue una web de una entidad en Barcelona: Inter-SOS. Tuve que pagar para que pusieran la imagen de mi hijo en su página. Al año siguiente me pidieron que siguiera pagando, no lo hice y quitaron la foto. 

Tras eso, en el salón de una casa, nace SOS Desaparecidos.

En junio de 2010, en casa de Fran Jiménez, alma de SOS Desaparecidos. Fran es mi otro yo, es mucho más que mi mano derecha. Lo conocí porque tenía un blog de desaparecidos. Después de dos años, había entablado amistad con bastante gente: David, un policía municipal de Madrid; Toñi, que hoy es coordinadora de SOS en Francia. Íbamos compartiendo cosas. Aunque yo que era el único familiar… más bien eran un paño de lágrimas.

Una tarde me llamó Fran y me dijo, ¿y si hacemos una asociación? Le dije, prepara todo que me subo a Caravaca (Murcia). Subí, una tarde que me acuerdo que hacía un calor tremendo… Y allí, junto con su hermano Dani, que era muy jovencito por aquel entonces, firmamos los papeles. Nació SOS Desaparecidos.

Joaquín Amills y Fran Jiménez, fundadores de SOS Desaparecidos. CASO ABIERTO

La asociación ha ido de menos a más, en hitos, en número de gente, en objetivos...¿Cuándo se convierte en referente?

Recuerdo al inicio... Fran y yo nos hartamos de visitar instituciones, cargos políticos, mandar correos electrónicos: "buscamos personas que nos escuchen para entender y no para responder", empezábamos diciendo. Eso nos cerró una cantidad de puertas tremendas (ríe). Se nos quedaban mirando y decíamos: ya está, no hemos conseguido nada.

Una vez, ante una carta muy dura que mandé al Ministro del Interior, se puso en contacto conmigo Juan Carretero, entonces era Teniente Coronel, ahora es Coronel en Córdoba. Percibí una empatía, una sensibilización tremenda. Al cabo de un mes tuvimos una reunión con Policía, Guardia Civil y Secretaría de Estado. Ahí se dieron los primeros inicios de lo que hoy es el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES).

En 2012, cuando hicimos recuento de la difusión y del alcance que teníamos, comprobamos que nuestras alertas llegaban a un millón de personas. Recuerdo que nos echábamos las manos a la cabeza: "un millón no puede ser. Esto está mal, se han equivocado…". El año pasado lo cerramos con 110 millones de personas de difusión directa. De forma indirecta hablaríamos de billones. Es imposible calcular las veces que sale una alerta nuestra en televisión, en la prensa, en periódicos.

Llegan hasta los cajeros automáticos de muchas sucursales bancarias.

Que se hicieran alertas, con la foto y la descripción de personas desaparecidas, en los cajeros automáticos de EURONET ha sido un hito, creo, que para nuestro país. Ese acuerdo se firmó en el Ministerio del Interior. Fuimos los primeros en hacerlo. Hoy en día lo hacen en Portugal, en Italia, creo que en Bélgica…en cinco o seis países. Arrancamos nosotros. Muchos piensan que solo son capaces de hacerlo los americanos con la Alerta Amber (sistema de notificación de menores de edad desaparecidos). La alerta Amber esto no lo tiene. Nosotros sí.

En cifras:

La alerta con el cartel de SOS Desaparecidos que aparece en los cajeros de la red EURONET es publicada 10.200.000 veces al día. "Cuando hicimos las alertas europeas con las pequeñas Anna y Olivia", recuerda Joaquín Amills, "y con Alena Prieto, la niña que había sido secuestrada por su madre, cada día se mostró el cártel con sus fotos 80 millones de veces en toda Europa". 

No ha sido un camino fácil...

En ningún aspecto. En esas primeras reuniones, la mayoría de las veces yo salía de Almería a las doce de la noche en autobús. Llegaba a Madrid a las seis de la mañana, alguien allí me estaba esperando, terminaba la reunión y volvía de nuevo en autobús, a las cinco de la tarde. Llegaba a Almería a las doce de la noche. Me esperaba mi hija o mi yerno para traerme a Carboneras (Almería). Fran hacía igual desde Murcia. Así es como trabajábamos y como seguimos trabajando. Hoy vamos en coche, pero todos los gastos que tenemos corren de nuestro bolsillo.

Joaquín Amills y Fran Jiménez, en una de las reuniones citadas. Esta, en 2018, recibidos por Ana Botella, secretaria de Estado de Seguridad en esa fecha. CASO ABIERTO

Desde el principio, teníamos una idea muy clara, seguimos muy fieles a ella: que no cobraríamos nunca, ni aceptaríamos nunca dinero de los familiares. Que no aceptaríamos ni pediríamos subvenciones. Que nuestro presupuesto sería cero. Quizá por todas las experiencias que habíamos vivido. Apostamos por la solidaridad. Y digamos que la solidaridad con el dinero no hace muy buena pareja.

Activan alertas, dan apoyo jurídico, psicológico... ¿Qué es exactamente SOS Desaparecidos?

Nuestro objetivo siempre ha sido ser voz de los que no la tenían. Ser voz de los familiares. Ser luz de los desaparecidos. Queríamos ser una herramienta a favor. La palabra no es frente, sino hacia, los organismos públicos: Ministerio del Interior, Secretaria de Estado, los cuerpos de Policía, Guardia Civil… Ser una herramienta de unión, poder trabajar juntos.

"Hay que decirle la verdad a las familias, que hay desapariciones en las que se agotan todos los recursos y, si no tienes suerte, es muy difícil que se resuelva"

Hemos sido pioneros en los cursos de sensibilización en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado. En los cursos de formación. Hicimos un manual de búsqueda, que es pionero en España, y que presentamos en el Ministerio del Interior. Muchísimas cosas. Entregamos el primer borrador del estatuto de la víctima en 2018 y, en el Plan estratégico Nacional hay 17 propuestas de SOS Desaparecidos.

Y, además, arropan a las familias.

Sí, lo hacemos sin publicidad. Los desaparecidos no son un negocio para nosotros, no necesitamos publicitar a quién ayudamos o quiénes nos piden algo. Ni a quiénes ponemos un abogado, ni a quién ponemos un psicólogo, o un asistente social o a quiénes, incluso, nuestros colaboradores les entregan cestas de comida. Todo eso forma parte de ese cuarto privado que tenemos nosotros en la relación con las familias.

Yo creo que la mejor baza que tenemos es el apoyo emocional, muchísimos de nosotros somos padres, madres o familiares de personas desaparecidas, con lo cual hablamos el mismo idioma.

Usted conoce el dolor… Ha llegado a cavar con sus propias manos buscando a Junior. ¿Cómo se acompaña a una persona rota?

Hubo una posibilidad de que a mi hijo lo hubieran enterrado en mitad del monte, y ahí me tiré la mitad un mes cavando fosas, con las manos, literalmente. Solo. No había nadie ni nada donde uno pudiera acudir. Fue durísimo.

Joaquín Amills buscando el cuerpo de Junior, su hijo no biológico desaparecido en 2008. CASO ABIERTO

Creo, y es importante, que hay que acompañar, pero hay que hacerlo de manera constructiva. Contribuir a que el familiar se victimice, que entre en un pozo profundo, no ayuda nada. Va a dejar de vivir, va a buscar culpabilidades por todos sitios. Ahora la culpa la tiene uno, ahora los culpables son otros… A los familiares hay que explicarles la realidad. Hay que explicarles que el camino es la aceptación de lo que sucede.

La aceptación nos brinda la posibilidad de luchar de una forma sana. Hay que decirle la verdad a las familias. Y la verdad es que hay desapariciones en las que, por desgracia, se agotan todos los recursos y, si no tienes un pelín de suerte, es muy difícil. No es cuestión de que haya policías buenos o malos… Es cuestión de que es más difícil investigar una desaparición que un asesinato. 

"El hallazgo de los restos de Juana Canal significa la esperanza para muchísimas familias que llevamos 20 años buscando a nuestros seres queridos"

Viene a mi mente, de forma casi directa, Juana Canal, a cuya pareja detuvo la policía hace unos días. Su familia estuvo casi veinte años buscándola...

Una desaparición que marcó mucho a la familia por cómo se trató. Ellos nunca creyeron que se había ido, y siguieron firmes en que algún día saldría la verdad. Les ha llegado. Juana significa la esperanza para muchísimas familias que llevamos 14, 15 , 20 años buscando a nuestros seres queridos, sin respuestas. En un momento, una persona que va paseando, puede encontrarse los restos de nuestro familiar desaparecido. Hay que seguir luchando. Hemos tenido un regalo de la vida para que creamos en la esperanza, es ella: Juana Canal.

Mucha gente le conoce por su lucha con las pequeñas asesinadas por su padre en Tenerife, Anna y Olivia, donde ejerció además de portavoz.

Otro caso que, por supuesto, me ha marcado mucho y con el que he aprendido lo que es la hipocresía humana, en muchos niveles. Cuando anunciamos que iba a ser portavoz incluso se me insultó. Algunos familiares, algunas entidades, no lo entendieron. Luego todo el mundo se ha vuelto complaciente con la causa, pero nadie ha pedido perdón. Sucedió igual con Diana Quer. Por supuesto, por cada crítica, hubo 20.000 personas que nos felicitaron por el trabajo que hicimos.

Fue un trabajo difícil.

A muchos niveles. Recuerdo que llevábamos tres o cuatro días con la desaparición. Todos los medios presionando y Beatriz Zimmermann, la madre de las niñas, me dijo que le gustaría que fuese su portavoz. Yo nunca había sido porque no me lo habían pedido. Le dije: no tengo ningún problema, pero para serlo quiero que formemos equipo. Da igual trabajar 28 horas al día. Las vamos a emplear, pero tenemos que tener una confianza máxima. Beatriz montones de veces me ofreció un sueldo o hacer una aportación a SOS Desaparecidos. Siempre le dije lo mismo: no. Nunca voy a aceptar dinero.

¿Fue su rol más difícil?

Yo atendía a 15, 18, 20 medios, todos los días. A veces hasta las tres o cuatro de la madrugada porque eran televisiones del otro lado del océano. Creo que el ejemplo de cómo se llevó tendría que estudiarse en las facultades de periodismo. Patricia Cabrera, que es psicóloga de SOS Desaparecidos y mi esposa, hizo un fantástico trabajo. Parte de las cartas que se escribieron para Tomás Gimeno las hizo ella. Todas intentaban llegar al corazón de este asesino. Estaban muy estudiadas, consensuadas con Beatriz. Había gente que me decía: esas cartas las ha hecho alguien del FBI... No, las hacíamos nosotros.

El desenlace impactó a todos.

Yo no lo barajaba. Todo el mundo, los amigos, familia... Todos repetían: "él es así, es asá... pero es incapaz de hacerle nada a las niñas. Olivia es la niña de sus ojos". Nunca encontré a nadie que dijera: "¡eh cuidado! Que este tipo puede hacerle daño". Nos pilló sin palabras. No lo podríamos creer. Creo que fuimos capaces de dar luz a lo que es la violencia vicaria. Yo mismo la desconocía. Levantamos un 'basta ya' de utilizar a los niños, que traspasó las fronteras. A día de hoy, Beatriz, su esposo Eric, la pequeña Elsa... para nosotros son parte de nuestra familia.

¿Cómo consigue recomponerse?

Detrás de Joaquín Amills, como presidente de SOS Desaparecidos, hay un grupo de trabajo de 45 personas maravillosas. Y a nivel personal, yo siempre digo que el 98% de mis ideas son de mi esposa, de Patricia. El 2% restante son mías, que normalmente son las que fallan. La conocí en 2011, nos casamos en EEUU en 2017 y me ha hecho entender muchísimas cosas.

Te diré, me gusta la mar, y para mí, la vela mayor, que es la recoge todo el viento y empuja la nave, es Patricia. Por supuesto hay otra mujer también, mi hija Cristina. Ellas son las que recogen todo el esfuerzo, capacidad y voluntad que pueda tener para llevar ese velero que es SOS desaparecidos a puerto.

Patricia Cabrera y Cristina Amills junto a Joaquín. CASO ABIERTO

La sociedad, los españoles... ¿Somos solidarios?

España es de los países más solidarios que hay. Cuando tocas la fibra sensible se vuelca la gente.

Ha recibido varios premios. Entre ellos, la Guardia Civil le ha condecorado con la Cruz al Mérito Civil con distintivo blanco.

A todo el mundo le gusta, claro, pero no es lo que buscamos. Aunque, te diré que llevo muy, muy orgulloso la medalla del Mérito Civil de la Guardia Civil. Lo llevo siempre conmigo. Fíjate que el caso de mi hijo lo llevó Guardia Civil, y no lo resolvieron... Se trata de aceptar las situaciones y no buscar culpables. En cada premio está una satisfacción grande porque detrás está creer en SOS desaparecidos. El último que recogimos hace escasos días, en El Festival de las Naciones de Sevilla, fue también muy emotivo.

Joaquin Amills en los Premios Solidarios del Festival de las Naciones de Sevilla. CASO ABIERTO

En su apoyo, en su lucha por el reencuentro… ha chocado con investigaciones certeras, instrucciones nefastas… ¿Se ha ganado enemigos?

Creo que no. Creo que, incluso en los errores, hemos hecho amigos. Los hemos tratado con seriedad, discreción. Por supuesto ha habido auténticas salvajadas, pero creo que las cosas hay que tratarlas en su contexto. No buscar el escarnio. Por un error médico no dejamos de creer en la medicina, ¿no? El ser humano comete errores.

Tenemos muy buenos profesionales, es más, creo que tenemos los mejores profesionales del mundo. Dejan de estar con su familia para atender los casos. Se están esforzando en formarse… tenemos profesionales con un corazón de oro. Necesitan más medios materiales y humanos.

MÁS CIFRAS

"La labor de SOS Desaparecidos ha permitido que 174 personas fueran localizadas gracias a nuestros teléfonos. Nos han llamado y, bien sea porque lo hemos pasado a la policía o porque se lo hemos comunicado directamente a la familia hemos podido desactivar esas alertas"

Un día normal atiende unas 50 llamadas. ¿Cuántas horas tiene su día?

Creo que 24. Pero mi teléfono nunca está apagado. (Sonríe)

La lucha seguirá siendo el motor de SOS Desaparecidos.

Mientras las velas sean capaces de ir recogiendo los vientos… Fran, yo, todo el equipo de SOS Desaparecidos, seguiremos estando las 24 horas, los 365 días del año.