Integrantes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil tratan de determinar si el hombre sobre el que pesa una orden internacional de búsqueda y captura por el secuestro de sus hijas en Tenerife, Tomás Gimeno, llegó a contratar a algún detective privado que realizara algún seguimiento a su expareja para tener información sobre su vida. Las pesquisas efectuadas por dichos agentes y los integrantes de la Unidad Central Operativa (UCO) llegados desde Madrid contemplan todas las hipótesis posibles y una de las líneas de trabajo consiste en determinar si el empresario de 37 años encargó en un determinado momento los servicios de uno de dichos profesionales de la investigación privada por una supuesta obsesión por controlar la vida de la madre de sus hijas hace meses.

En el trabajo para intentar localizar a las tres personas, los agentes también tratan de determinar si en su acción para separar a las menores de su progenitora contó con la colaboración de alguna o algunas personas, con las que previamente se hubiera puesto de acuerdo. Entre otras tareas emprendidas, los guardias civiles intentan conocer si accedió a alguna embarcación que se dirija a América, África o Europa.

Según la información divulgada por Efe, los investigadores continúan con el rastreo de los movimientos bancarios realizados por Tomás y, por ahora, los que se han detectado son compatibles con actividades empresariales. No obstante, fuentes de la investigación confirmaron a Efe que todavía quedan algunos movimientos bancarios por analizar.

El varón buscado por el secuestro de las pequeñas figura como administrador único de una sociedad dedicada a la agricultura en el municipio de Arona. Además, cabe recordar que su familia posee fincas dedicadas a la producción de plátanos desde hace mucho tiempo en la zona de Guaza. En esta extensa propiedad también existen diferentes naves utilizadas por empresas externas.

El análisis de las cuentas bancarias, que fue ordenado por el juzgado que instruye las diligencias por un presunto caso de secuestro parental, forma parte de una de las líneas de investigación que se han abierto para conocer el paradero de Tomás y de sus dos hijas, Olivia, de seis años, y Anna, de uno.

El progenitor tenía que haber devuelto a las niñas el pasado martes 27 de abril, pero, tras mantener varias conversaciones con la madre, la advirtió de que no las volvería ver. El contenido de dichas llamadas y de algunos mensajes fue lo que levantó las alarmas de los guardias civiles y que el asunto se calificara desde el principio como de "alto riesgo", pues en los mismos había una evidente intención de despedida. Ayer se divulgó un nuevo cartel sobre las tres personas desaparecidas con sus datos en inglés, francés y alemán. Su madre, Beatriz Zimmermann, considera que pueden estar en cualquier parte del mundo e insiste en su esperanza de que están vivas.