Los forenses creen que el acusado del crimen de Ponte Caldelas mermó la "capacidad de defensa" de la víctima
De las más de 20 cuchilladas que recibió Manuel Rivas, tres eran mortales, entre ellas una que recibió en la espalda y que "probablemente fue la última". Consideran que le podría haber inmovilizado uno de los brazos por el agresor
La Audiencia de Pontevedra acogió esta mañana la tercera jornada del juicio por el conocido como crimen de Ponte Caldelas en noviembre de 2015 y en la que se produjeron declaraciones claves como la de los forenses que realizaron tanto la autopsia preliminar como la definitiva. Una de las conclusiones que alcanzaron es que la víctima de aquel crimen, Manuel Rivas Muiños, tenía mermada su capacidad de defensa en el transcurso de la agresión con arma blanca que recibió de Marcos Vidal González, autor confeso de los navajazos.
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Los indicios que esgrimieron los forenses para justificar esta conclusión son varios. En primer lugar, una herida contusa que presentaba el cadáver en el hombro derecho y que califican como de "contención". Es decir, una lesión de presión que podría estar causada por una rodilla y que tendría como objetivo por parte del agresor inmovilizar el brazo derecho de la víctima, que era su mano dominante. Esta sospecha se reforzaría, según los forenses, por el hecho de que el fallecido tan solo presentaba heridas de defensa en la mano izquierda, dado que sería la única que tendría libre para intentar evitar las acometidas con arma blanca de su atacante.
Para los forenses, la ausencia de salpicaduras en la pared también indicaría que la agresión se habría producido con ambos (agresor y víctima) en el suelo, uno en frente al otro. Aunque no pudieron confirmarlo, también reconocieron que lo más probable es que uno estuviera encima del otro, aunque esto no lo podrían constatar. Otro dato que aportaron los forenses es que de la más de una veintena de navajazos que presentaba la víctima, además de las lesiones defensivas en la mano izquierda, había otras tres en el cuello que no eran mortales, y el resto se concentraba en el lado izquierdo de la víctima en la zona torácica. Manuel Rivas murió por "shock hipovolémico" debido a la hemorragia que sufrió, es decir, desangrado. Los cortes mortales afectaron a órganos claves como el pulmón o la arteria pulmonar. Todas las lesiones que recibió fueron "muy simultáneas". En cuanto a la herida de la espalda, no lo pudieron afirmar categóricamente, pero también creen que muy "probablemente" fuera la última debido al poco infiltrado hemorrágico que presentaba.
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