El niño de 11 años que el pasado mes de abril fue testigo del brutal ataque a su madre en el domicilio familiar por parte de un amigo sexagenario, ha prestado ya declaración preconstituida en el Juzgado de Instrucción 7 de Vigo que lleva el caso, lo que evitará al pequeño tener que declarar cuando se celebre el juicio. La exploración del menor, como se denomina esta actuación judicial, tuvo lugar el pasado 30 de septiembre.
El niño, acompañado por forenses psicólogos, permaneció en una sala de las dependencias que el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) tiene en los juzgados vigueses desde donde fue relatando su versión de lo ocurrido aquella madrugada, mientras que el resto de las partes se encontraban en la sala de vistas, si bien el presunto agresor -en prisión provisional por el presunto intento de homicidio- no asistió.
El niño explicó que estaba durmiendo cuando los gritos de auxilio de su madre le despertaron. Se levantó y ya en el exterior de la casita en la que residían en el calle Numancia vio a José P.D. agredirla: "Le vi golpear a mi madre y cuando me vio tiró el palo y se fue". Entonces el pequeño avisó a la vecina de la casa de al lado, quien acudió a socorrer a la mujer y avisó a la Policía Nacional.
El propio sexagenario vigués se confesaba autor de la agresión al ser detenido al día siguiente en la estación de Ourense cuando intentaba huir a Portugal. Los investigadores descubrieron el mensaje que envió a su familia: "Matei a Bela, voume a Portugal" .
La rápida actuación del niño y de su vecina evitaron una tragedia. La mujer, que es natural de Angola, resultó herida muy grave al recibir varios golpes con un objeto contundente que le provocó un traumatismo, craneoencefálico, pero logró sobrevivir tras un tiempo ingresada en la UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro.
Inicialmente el Juzgado de Violencia sobre la Mujer se hizo cargo de la investigación, pero una vez que la mujer se recuperó y declaró que no eran pareja sentimental sino amigos, la causa se derivó al Juzgado de Instrucción 7. La víctima, que no recuerda gran cosa de lo sucedido aquella madrugada -al parecer ambos estuvieron de fiesta toda la noche por distintos locales de Vigo y habían bebido demasiado-, manifestó en el juzgado lo que había entre ellos era una mera amistad, aunque a veces José pernoctaba en su casa le contaba sus problemas.
El sexagenario, por su parte, declaró en su día que habían estado en bebiendo en varios locales y en el karaoke. José explicó que decidió irse a casa de la víctima antes que ella, y cuando la mujer llegó, asegura, ambos discutieron y ella le empujó. Entonces forcejearon y José se cayó al suelo y se hizo daño en una rodilla. En ese momento fue cuando, asegura, cogió un palo y la golpeó. Cuando el niño, que se despertó por la discusión, le dijo. "¡Deja a mi mamá!", él huyó con el palo, que no ha aparecido.
El pequeño fue testigo del suceso y facilitó los datos para que la Policía identificara al agresor de su madre: el sexagenario que no convivía a diario con ellos aunque a veces pernoctaba allí. No era la primera vez que José P.D. se veía ante un juez. Tenía 18 detenciones anteriores por distintos hechos delictivos, varios de ellos violentos por los que cumplió condena. Por eso, hasta que fue detenido, la víctima contó con protección policial en el hospital.
