El violento delincuente vigués José Luis Luna Pereira acusado del asesinato del joven Daniel Beltrán de un disparo a "cañón tocante" la noche de San Juan de 2017 en la playa de Arealonga en Chapela, juzgado por un tribunal popular en Vigo y que se negó a contestar al fiscal y a la acusación particular durante un juicio en el que mantuvo una actitud retadora, ha roto esta tarde su silencio y confesó el crimen al hacer uso de su derecho a la última palabra. Unas palabras que escucharon en primera fila los padres del joven asesinado, que no pudieron contener las lágrimas al concluir la vista, pendiente ahora del veredicto del jurado.

"Doy mi sincero pésame a la familia y amigos, cambiaría mi vida por la suya sin pensarlo. Soy muy consciente de que mi acto destrozó a dos familias. No tengo perdón ni lo pido. Esta condena es mi muerte en vida", manifestó. Tras recordar que desde los 19 años su vida ha sido un entrar y salir de la cárcel, y que no tiene recueros de vida "en libertad" , culpó al sistema de la situación. "Si soy como soy es por culpa del sistema que crean máquinas del mal. Lo siento, me habría gustado que todo fuera distinto", resumió.

Minutos antes Luna Pereira había escuchado al fiscal mantener contra él los delitos de asesinato por la muerte de Daniel Beltrán, de intento de asesinato por un disparo a otro joven que auxilió al primer cuando cayó herido de muerto y por el intento de homicidio a los dos policías nacionales que le detuvieron y evitaron que sacara nuevamente el potente revólver que llevaba en una bandolera; así como un último delito de tenencia ilegal de armas . En total, penas que suman 42 años de prisión. En caso de que el jurado considere que no existió intento de homicidio en el caso de los policías, propone como alternativa un delito de atentado penado con 3 años en vez de los 10 solicitados inicialmente.

También escuchó cómo el abogado de la acusación particular, en nombre de la familia de Daniel Beltrán, que destacó la gran valentía del testigo que alertó al 112 y siguió al acusado para facilitar su localización a la a Policía y la calidad humana de quienes socorrieron a la víctima, señalaba al jurado que Luna "es todo lo contrario". Lo definió como una persona "sin sentimientos sin empatía y capaz de cometer semejante atrocidad".

"¿Por qué llevaba un revólver?"

Un hombre, aseveró "que no se arrepiente ni ha vertido una sola lágrima por lo que hizo cuando fue detenido, sino que realiza comentarios despectivos". El letrado destacó que "lo que piden los padres de Dani es que se le declare culpable de asesinato para que no vuelva a matar a nadie más". Tras recordar que ni estaba ebrio, ni padecía síndrome de abstinencia, en función de los informes forenses y las declaraciones de los testigos, lamentó no tener una versión alternativa dado que el acusado no había querido declarar. Dirigiéndose al jurado preguntó: ¿Por qué el acusado llevaba un revólver de semejante calibre a las fiestas de San Juan? ", y respondió: "Lo hizo para que cualquiera que le llevase la contraria sufrieses las consecuencias. Orinó sobre la gente de la playa y Dani, que era cívico y buen ciudadano se lo recriminó, dio un paso adelante y le costó la vida. El otro joven que le auxilió, también llevó la contraria al acusado, y éste intentó hacerle lo mismo pero erró el tiro".

La defensa de José Luis Luna reiteró que su cliente tiene una alteración psíquica, que sufría una intoxicación etílica y síndrome de abstinencia, pues se trata de un politoxicómano que tenía sus facultades anuladas. (Extremos que ni los forense ni los informes periciales comparten). Pidió al jurado que si no se consideran tales extremos una eximente, al menos se apliquen como atenuante, a la vez que reclamó que se absuelva de las tentativas de asesinato del joven que auxilió a Dani y de los delitos de intento de homicidio a los dos agentes de la Policía Nacional.