Un único disparo a quemarropa atravesó el corazón y el pulmón del joven asesinado en Chapela. Así se manifestaba hoy en la tercera sesión del juicio por el crimen de Arealonga y por el que José Luis Luna Pereira, el violento delincuente vigués, afronta 46 años de prisión.

Los forenses indican que la bala entró bajo la tetilla izquierda y salió por la espalda. "Fue mortal de necesidad. Lesiona un centro vital. El daño es incompatible con la vida", destacan los responsables de la autopsia.

Los peritos y los informes de toxicología demuestran que el cañón del revólver tocaba el pecho de Daniel Beltrán cuando se disparó. Y dejó su marca en la piel.

Los forenses que examinaron al acusado, José Luis Luna, descartan que estuviera ebrio o drogado tras la exploración clínica y los análisis.