La vista de conformidad que se celebró en octubre contra un atracador que tras asaltar un estanco en Vigo huyó a la carrera hasta la autopista AP-9, donde llegó a ser encañonado por un policía, acabó con condenas que suman en total 6 años de cárcel. El ladrón, Ramón J.R.M., que asumió la autoría de los hechos en el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo, aceptó concretamente 4 años y 3 meses de cárcel por el delito de robo con intimidación cometido en el establecimiento comercial, así como un año y 9 meses más por atentado a agentes de la autoridad, ilícito que se ve agravado por la concurrencia de la circunstancia de reincidencia, ya que en su historial ya hay una condena por idéntico delito.

Los hechos que se relatan en una sentencia que ya es firme ocurrieron la tarde del 31 de mayo de este 2018. El atracador accedió a un estanco de la calle Aragón de Vigo. Su propósito era robar, algo que evidenciaba su indumentaria -llevaba un gorro y la capucha de la cazadora subida para ocultar su rostro- y sobre todo el cuchillo de cocina de hoja de sierra y de 15 centímetros de longitud con el que iba armado. Con este arma blanca intimidó a la trabajadora que estaba en el local, exigiéndole el dinero. Logró un botín de 475 euros que se guardó en el bolsillo antes de salir apresurado del establecimiento.

Pero una mujer que entraba en ese momento lo vio, se dio cuenta de lo que acababa de suceder y avisó a un repartidor que estaba en su vehículo en el lugar, para que éste a su vez alertase a la Policía. El primer impulso de este repartidor fue dirigirse al ladrón, pero este volvió a sacar el cuchillo que portaba, intimidándole con él y logrando escapar a la carrera. Ese trabajador, entonces, telefoneó para avisar a las fuerzas de seguridad del robo, aportando la descripción y la vestimenta del atracador, al tiempo que, de nuevo en su vehículo, decidió seguirle, lo que le permitió ir dando nuevas indicaciones a la Policía, como que el individuo estaba ya en la Travesía de Vigo, calle donde finalmente lo perdió de vista.

En ese momento varias patrullas policiales ya habían llegado a la zona y se repartieron por distintos lugares. El atracador no tenía escapatoria porque pronto fue localizado, concretamente lo vieron sobre el puente que cruza la AP-9 desde la calle Vista Alegre, no muy lejos de donde el repartidor que fue dando pistas a los agentes lo vio por última vez. El ladrón se vio rodeado, ya que en un extremo del puente había varios efectivos policiales y, en el otro, acababa de llegar otra patrulla. Pero decidió no entregarse. Su opción fue saltar desde la estructura hasta las antiguas vías del tren, situadas dos metros más abajo. Continuó corriendo en dirección a Redondela, pero en esta ocasión perseguido por tres policías.

Uno de esos agentes alcanzó al ladrón y éste, para eludirlo, saltó el muro de separación existente en ese punto con la autopista y se lanzó por un terraplén de tres metros de altura. Un policía de los que iba tras él se torció el tobillo en esa persecución, pero otro efectivo logró llegar a la altura del asaltante en el arcén de la AP-9.

Fin de la fuga

No acabó ahí la intervención policial. El condenado se abalanzó sobre el agente, lanzándole puñetazos. Como el ladrón en ese momento tenía una mano escondida tras su espalda y ante la sospecha de que ocultase ahí el cuchillo que había usado para intimidar a la empleada del estanco, el policía retrocedió, sacó su arma reglamentaria y encañonó al delincuente. "Alto, policía, ponga las manos en la cabeza y tírese al suelo", le gritó el funcionario policial. De nuevo el ladrón se abalanzó sobre él, diciéndole que no tenía cuchillo alguno y mostrándole finalmente sus manos vacías y arrodillándose. Ahí finalizó por fin la fuga, ya que el atracador fue finalmente detenido, recuperándose el dinero que había robado en el estanco y otros 70 euros que llevaba consigo.

Un policía sufrió un esguince de tobillo y otro contusiones. El condenado deberá indemnizarlos por las lesiones, días de incapacidad y gastos médicos y farmacéuticos.