El material de buceo que transportaba el Trames Uno, el barco de una empresa de la localidad pontevedresa de Marín que el jueves fue abordado por un catamarán cuando ambos hacían la ruta entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, tiene un valor superior al millón de euros. Así lo informaron fuentes portuarias, que añaden que entre el equipo había una cámara hiperbárica, cuyo coste unitario supera los 100.000 euros.

Los notorios daños en la embarcación de la empresa de buceo Trames -con sede en el puerto de Marín y especializada en trabajos en estructuras sumergidas y en soporte técnico para luchar contra la contaminación en el mar- dejan entrever la versión de los tres tripulantes de la pontona, todos gallegos e identificados como Alberto Pariente, capitán natural de Pontevedra; Manuel Crespo, de Sanxenxo; y David Leiro, contramaestre de O Grove. Estos indicaron que navegaban hacia Santa Cruz de Tenerife -iban a hacer un trabajo de buceo- cuando vieron que el Alborán -que llevaba 129 pasajeros y 21 tripulantes- se acercaba a su posición. Uno de ellos incluso sacó el teléfono móvil para retratar al catamarán pensando que iba a bordearles para seguir su trayecto hacia la capital tinerfeña. Pero el fast ferri se acercó más y éste avisó a otro de sus compañeros, que descansaba, y al capitán, que estaba en el puesto de mando.

Este último trató de evitar que fueran arrollados por el buque de Naviera Armas girando a babor -a su izquierda-, pero cuando vieron que el golpe era inevitable los tres se tiraron al agua para salvar sus vidas, según concretaron las fuentes portuarias consultadas. Ese giro realizado queda reflejado en la mordida que el Trames Uno tiene a babor.

El impacto, ocurrido minutos antes de las cuatro y media de la tarde de ese jueves, se produjo a una velocidad aproximada de unos 30 nudos cuando el Alborán navegaba a ritmo de crucero ya en alta mar. Frente a los 25 metros de eslora del barco de Marín, el catamarán que se le echó encima tiene 96 metros y un peso de 800 toneladas.

Los tres buzos gallegos fueron rescatados por el helicóptero Helimer 202. "Somos tres", respondió uno de ellos cuando los rescatadores les pidieron que confirmaran que no había nadie más en el mar. Uno no sufrió lesiones, el otro tenía una leve hipotermia y el tercero, un corte en una pierna.