El hostelero vigués acudió a buscar en sus lujosos vehículos a algunos menores al mismo colegio en varias ocasiones, sin saberlo sus padres y sin autorización de los mismos, según confirmó el director del centro y el tutor de alguno de ellos.

Los adolescentes relataron en el juzgado que en una ocasión faltaron al colegio por la mañana para acudir a casa de Carlos teniendo pensado estar con él y luego ir juntos a comer, viéndose obligados a volver al colegio rápidamente tras ser descubiertos por sus padres. El hostelero, según los adolescentes, se hizo cargo del taxi de vuelta al colegio.

Los menores aseguraron que lo consideraban un amigo con experiencia, que podían contar con él y que les ayudaba si lo necesitaban. Alguno apuntó que "hacía como de padre" .