En este caso se podría decir que la Justicia penal repara un error cometido por la justicia deportiva dado que en aquel incidente el árbitro acabó expulsando a la víctima del terreno de juego por tarjeta roja, puesto que tras recibir la supuesta agresión se levantó y propinó una patada al agresor, como él mismo reconoció en el juicio. Una patada que sí vio el árbitro y por la que vio la tarjeta roja. al contrario de la agresión que, tal y como declaró en el juicio, el colegiado no presenció.

No es firme

Ante la entidad de las lesiones sufridas, el jugador del Figueirido decidió denunciar los hechos ante la Policía Nacional, dando lugar a este procedimiento y finalmente a esta condena que todavía no es firme, dado que contra la decisión de la Audiencia Provincial, que se notificó a las partes la semana pasada, todavía se puede presentar recurso de casación ante el Tribunal Supremo.