El asesinato de José Antonio Alvarado causó una gran conmoción en toda Galicia. El joven ourensano cumplía 25 años y acudió a celebrarlo con siete amigos y sus respectivas novias a la discoteca Emporio de Vigo. Pero no pudieron entrar. En la puerta les frenaron y no les dejaron pasar porque dos jóvenes calzaban una zapatillas deportivas. El incidente acabó en tragedia, porque tras un enfrentamiento verbal con los porteros y cuando el grupo de amigos ourensanos abandonaba la zona se produjo el crimen.
El portero Luis Alfonso Casal Milego salió tras ellos persiguiéndolos y apuñaló en el corazón a José Antonio Alvarado, que falleció en el acto, según la sentencia del Tribunal Supremo.
El juicio fue uno de los primeros que se celebró con jurado en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo. El tribunal popular condenó también como responsables civiles subsidiarios a los socios que regentaban la discoteca al entender que "por ahorrar, prefiriesen pagar a unos boxeadores que amedrentan a los clientes y no a guardas de seguridad titulados".
Casal, que logró eludir el cerco policial en Vigo y huir la misma madrugada del crimen, fue capturado un año después en Valencia. Los policías de la comisaría viguesa seguían sus pasos pero fue la venta del BMW de su propiedad en el que huyó lo que permitió dar con él. El coche fue interceptado por la Guardia Civil en el municipio valenciano de Picassent con el nuevo propietario al volante. Carecía de contrato y manifestó que Luis Alfonso Casal se lo había vendido por casi 2 millones de pesetas.
