Casi quince años después del abordaje en el Atlántico de los pesqueros Caridad C y Doña Rosa, que transportaban 5.000 kilos de cocaína para el clan arousano liderado por los históricos Ramiro Somoza Núñez y Joaquín Agra Agra, "Panarro", el enlace colombiano que representaba a los suministradores de la droga ha sido condenado a 9 años y un día de prisión y multa de casi 43 millones de euros. Esta es la pena ratificada por el Tribunal Supremo para Óscar Becerra Mejía, de 55 años, que tras ser detenido con la organización gallega logró evadirse de la Justicia y ocultarse en Colombia hasta que en 2013 la Interpol lo localizó en su país y fue extraditado a España para ser juzgado en la Audiencia Nacional.
La red arousana y los tripulantes de los barcos de la denominada Operación Farol, una de las primeras dirigidas por el magistrado José Antonio Vázquez Taín desde el juzgado de Vilagarcía, ya fueron condenados a penas que sumaban 200 años de prisión; pero faltaba Becerra, considerado en su día la guinda del pastel.
Becerra había viajado desde su Colombia natal a Madrid para organizar la descarga de la droga de uno de los barcos y disculparse y pagar a los gallegos los perjuicios causados por una descarga fallida, ya que el nodriza no había llegado al punto de encuentro. Casi a la vez el Doña Rosa, otro pesquero de la organización colombiana cargado de cocaína, sufría problemas en el Atlántico y Becerra se trasladó a Vigo para negociar con Somoza y Agra que se hicieran cargo también de esta descarga. De ahí el doble alijo intervenido en los pesqueros Caridad C (3.500 kilos) y Doña Rosa (1.500 kilos), que habían zarpado con semanas de diferencia del puerto venezolano de La Antilla.
El enlace del cártel colombiano fue detenido en tierra nada más caer el alijo. Estaba en la estación del ferrocarril de Pontevedra y pretendía viajar a Madrid, donde residía desde que llegó de su país para organizar la operación. En su domicilio los agentes encontraron las claves y los teléfonos con los que se ponía en contacto con los narcos gallegos.
El Tribunal Supremo ha desestimado todas las alegaciones que presentó para librarse de la condena. Becerra alegó la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas en el procedimiento y que su participación fue meramente "ocasional o anecdótica", pues sólo se reunió con uno de los narcos de la red gallega en una ocasión, el 3 de noviembre de 2003.
El Alto Tribunal sostiene que las dilaciones -el largo periodo transcurrido desde que en 2003 fueron apresados los barcos y fue detenido el propio Becerra, hasta que el 30 de julio de 2014 fue condenado por la Audiencia Nacional- se explica por la fuga del acusado, que ingresó en prisión provisional por orden de Vázquez Taín y que se evadió de la Justicia en cuanto obtuvo la libertad, por lo que no pudo ser juzgado con el resto de la trama. Localizado en 2013, el Gobierno de Colombia lo envió a España en diciembre de aquel año en el marco de una extradición masiva de ciudadanos colombianos a Estados Unidos.
En cuanto al papel "anecdótico" en el macrotransporte de coca que alegó el capo colombiano, el Supremo rechaza que su participación se reduzca a "un simple favor puntual" referente a la entrega de cierta cantidad de dinero para compensar los gastos. "Todo lo contrario; se trató de una actuación para garantizar económicamente la operación global relacionada con las dos embarcaciones, proporcionando ayuda logística, para lo cual fue enviado por la organización colombiana a España, como miembro relevante de la misma.
