Un crimen resuelto policialmente pero con un asesino ilocalizable. Tres meses después de que el cadáver del venezolano José Jesús Isasis fuera hallado descuartizado en el interior de un arcón congelador en la vivienda de su amigo y presunto homicida José Antonio Frutos Ayala, nada se sabe de éste. Pese a que carecía de vehículo, consiguió eludir a las fuerzas de seguridad y posiblemente huir de España sin dejar ninguna pista de sus movimientos. Se sospecha que huyó por Portugal, pero la Policía lusa tampoco ha encontrado su rastro en vuelos de salida del país.

El ciudadano paraguayo desapareció tres días antes de que se descubriera el macabro hallazgo en su piso de Ponteareas. Aquel viernes 6 de junio su casero, al que se le acabó la paciencia porque le debía tres meses de renta y le había conminado a abandonar el piso, fue la última persona que vio a Frutos Ayala. Tres días después, a instancia de la hermana de José Jesús Isasis que denunció su desaparición y que sabía que había acudido al piso de Frutos. En la vivienda llamaba la atención un congelador fuertemente cerrado con cadenas. En su interior se localizó el cadáver del venezolano, al que le habían seccionado las piernas desde las rodillas porque no cabía dentro. La autopsia confirmó que la causa de la muerte fue un fuerte golpe en la cabeza, posiblemente durante una discusión.

La investigación sitúa ahora al presunto asesino en Sudamérica, pero la orden judicial de búsqueda y captura internacional dictada por la juez de Ponteareas al descubrirse el crimen todavía no ha dado resultado. Y es que Frutos Ayala podría haber cambiado de identidad. Condenado a 9 años de prisión por el alijo de 3,4 toneladas de cocaína interceptado a abordo del pesquero venezolano San MiguelSan Miguel, en 2008, Isasis fue el único tripulante sudamericano que no huyó de España al conseguir la libertad. Compareció a juicio pero problemas psiquiátricos evitaron su ingreso en prisión otra vez. Sin embargo, los investigadores no vinculan lo ocurrido con un ajuste de bandas de narcos, sino una discusión puntual entre "dos amigos".

El paraguayo José Antonio Frutos convivió dos meses con su víctima en el congelador. La hermana de Isasis dejó de tener contacto con él el 21 de marzo. Habían estado juntos y le dijo que iba a ver a Frutos. Las numerosas llamadas que realizó al paraguayo cada vez la preocupaban más, en unas ocasiones no podía ponerse porque estaba trabajando, en otras... Las excusas le hicieron temer lo peor y por eso denunció en junio su desaparición. José Antonio Frutos Ayala tuvo tiempo, tras el crimen y antes de huir, de nombrar abogado y procurador para que le representaran en una causa en la que está imputado por estafa como presunto testaferro en la compra de la constructora García Bodaño, un rocambolesco suceso en el que confluye un falso fondo catarí. El Juzgado de Instrucción 1 de Pontevedra, que impuso una fianza de 200.000 euros, dictó contra él la primera orden de búsqueda y captura porque no lo localizaban. En abril, en una notaría normalizaba la designación de su defensa. En junio su pista se pierde.