Varias horas después del atraco José Manuel, el vendedor de la ONCE agredido por los atracadores, regresaba a la estación de servicio para recoger su motocicleta. No oye, pero consigue leer los labios, y no habla, aunque no le impide expresarse perfectamente a base de mímica.

"Me duele la mandíbula", explica mientras enseña las heridas que le causaron los ladrones al arrancarle la bandolera. "Es la primera vez que me atracan en más de 30 años que llevo trabajando en la ONCE", indica mientras rehusa ser fotografiado por temor a sufrir nuevas agresiones. No sabe el dinero que llevaba, pero calcula que entre 400 y 700 euros. Cree que las pistolas no eran de verdad y que por eso le pegaron dos puñetazos y lo tiraron al suelo para robarle. Un fuerte moretón empieza a salir en la mejilla derecha, pero los médicos ya le han dado el alta. "Pudo ser peor", sentencia.