El camino es angosto, una ratonera para un coche, y serpentea hasta la humilde vivienda de Manuel Concheiro Piñeiro. Una pared desconchada muestra las costuras de las obras que hace tres meses costeó el concello de Cartelle para que no lloviera dentro. El vecino, de 81 años y con dificultades para andar, salió al amanecer para dar la noticia de un robo. El suyo. Renqueando sobre el bastón, el octogenario se presentó en el bar de A Seara, el único local con teléfono público para los 70 habitantes habituales de la aldea. Pidió que avisaran a la Guardia Civil de Freás y describió su asalto de madrugada. Además pidió 20 euros para poder comprar el pan y tener algún efectivo. Los atracadores se llevaron los 1.200 euros de su pensión extraordinaria que aún guardaba en el bolsillo del pantalón junto con su cinturón. Los vecinos creen que los delincuentes lo espiaron en el banco, son del entorno o tienen contactos en la zona.

Según la denuncia y los testimonios de vecinos, dos ladrones se colaron por una ventana lateral utilizando una de las dos escaleras que había en la huerta aledaña. Arrancaron las hojas de la estructura de aluminio e irrumpieron hasta la cama. Sin ser vistos ni oídos por la vecina que vive puerta con puerta -toma medicación para dormir-, los delincuentes llegaron al octogenario apuntándolo con linternas. Eran las 4 de la mañana. No hubo violencia. El anciano solo se dio cuenta al oír que abrían su puerta. Se despertó sobresaltado. "Me dijeron, tranquilo, 'caladiño', solo venimos a por el dinero", explicaba ayer, justo después de la inspección fotográfica de la Guardia Civil. Manuel, que es uno entre las más de 33.000 personas que viven en soledad en Ourense, optó por no moverse de la cama hasta que amaneció.

A la Guardia Civil solo supo decirles que hablaban en gallego. Con el recuerdo de los hechos, le embargaba la emoción y solo se consolaba con que no le hubieran pegado. "Me dijeron que querían el dinero, nada más".

Su asalto mientras dormía supone el segundo similar que se da-o que al menos se conoce- en la provincia en las últimas tres noches. La Guardia Civil no descarta que exista una banda ávida por aprovecharse del envejecimiento de la población, la soledad y la dispersión.