Un niño de 10 años relató ayer ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial los abusos a los que presuntamente lo sometió su progenitor desde que tenía 3 años hasta que cumplió 7. "Mi padre y su amigo, Maxi, me mandaban que me desnudara y que posara para sacarme fotos", contó el pequeño, que declaró tras una puerta para proteger su identidad y evitar el contacto visual con su padre, que estaba sentado en el banquillo de los acusados. El testimonio del menor conmovió a los asistentes a la vista, que escucharon atónitos su declaración, en la que ofreció multitud de detalles sobre los actos de tipo sexual que le obligaba a hacer su padre y el socio de él, un italiano conocido como Maxi que se encuentra en búsqueda y captura.

Los abusos, según la versión del niño, comenzaron en la vivienda familiar situada en Bañobre, en el municipio de Miño. "Cuando escuchaba que venía mi madre me decía: 'rápido, vístete', para que no se enterase", señaló el pequeño, quien aseveró que cuando sus padres se separaron las prácticas sexuales a las que lo sometía continuaron en la casa de su padre, a donde acudía los fines de semana. "Me amenazaba con pegarnos a mi madre y a mí. Sabía que no me gustaba. Lo pasé mal, ahora ya no tengo pesadillas. No quiero volver nunca con mi padre. Tengo miedo de que me lo vuelva a hacer", dijo el niño.

El fiscal solicita una condena de 27 años de prisión para el sospechoso, al que considera autor de un delito continuado de agresión sexual, otro de violación en grado de tentativa y otro de utilización de un menor para material pornográfico. La acusación particular, ejercida por José Ramón Sierra, reclama que le impongan 29 años de cárcel. El imputado negó los hechos y sostuvo en todo momento que su hijo se los "inventó" porque su madre "le comió la cabeza".