Los cinco décimos del Gordo de la Lotería de Navidad que la familia Dorado cobró en 1998 -unos 70 millones de pesetas de la época, sobre 400.000 euros- volvieron a centrar ayer buena parte del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra el contrabandista arousano y otras 15 personas.

En este sentido, las defensas de Dorado y su familia reiteran que habían comprado realmente esos cinco décimos en un bar, negando de ese modo la tesis del Servicio de Vigilancia Aduanera y de la fiscal de que se los compraron a sus dueños legítimos para de ese modo blanquear el dinero del premio.

Hermelino Alonso Eiras, que es uno de los jefes del Servicio de Vigilancia Aduanera en Galicia volvió a prestar declaración ayer. El pasado lunes contestó a las preguntas de la fiscal del caso, y ayer lo hizo a algunos de los abogados defensores, entre ellos Manuel Tuero, que es quien asiste a Marcial Dorado.