Una petición global de más de 39 años de cárcel que se quedó reducida a sólo 8. El juicio por el caso de la joven rumana vendida por su novio a cambio de 1.000 euros y obligada a prostituirse 12 horas diarias en un club de alterne de Vigo se resolvió ayer con una conformidad entre Fiscalía y defensa. El novio de la víctima, Daniel E., de 27 años y de Rumanía, que se enfrentaba inicialmente a 12 años de prisión, aceptó 3 años y multa de 360 euros; la madrastra de este chico, la rumana Ionica B.R., de 54 años y nacionalizada española, que afrontaba 15 años de cárcel, se conformó también con 3 años y 540 euros; y el marido de esta mujer, el septuagenario Juan Valentín P.C., para el que se pedían 12 años y medio, fue sentenciado finalmente a 2 años.

La vista se celebró en la Audiencia viguesa. El acuerdo, por delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual e inducción a la prostitución, permitirá al matrimonio, que regentaba el club, eludir el ingreso en el penal. Ionica, que estuvo medio año en la cárcel, podrá sustituir su pena por multa de 6.480 euros, mientras que su marido Juan Vicente, sin antecedentes, ya no entrará. En el caso de Daniel, el único ahora en prisión provisional por este caso, cumplió casi la mitad de la condena y su situación a corto plazo se determinará probablemente en ejecución de sentencia.

En el pacto, los condenados fueron beneficiados con una atenuante de reparación del daño ya que el dinero incautado por la Policía Nacional en el registro en el club cuando fue el operativo, 7.000 euros "provenientes de la actividad ilícita de los acusados", se destinará a indemnizar a la víctima, que como secuela padece trastorno de estrés postraumático grave. La joven, además, sufrió enfermedades de transmisión sexual de las que no fue tratada ni se restableció hasta que fue localizada por la Brigada de Extranjería. Fuentes próximas al caso señalaron, sobre la sustancial rebaja de condenas, que se "valoró" el interés de la víctima y que se "primó" más garantizar que se le abonase la indemnización que las penas de cárcel. Al respecto, destacaron que en el caso de una persona con un contexto como el de esta chica, de familia muy humilde, los 7.000 euros que percibirá -estaban consignados en el juzgado desde su incautación- son un apoyo muy importante.

Todo se remonta a julio de 2012, cuando Daniel conoció a la víctima, de 18 años, que vivía en Constanza (Rumanía) en la casa de sus padres, una familia numerosa, humilde y en situación de "especial vulnerabilidad y marginalidad", relata la fiscal. El acusado, que empezó a vivir con ella, le propuso viajar a España "bajo la excusa mendaz" de ayudar a su madre a limpiar el bar que regentaba en Vigo, ocultándole que en realidad iba a ejercer la prostitución en el club que Ionica -su madrastra- y Juan Valentín, con domicilio en Redondela, tenían en la Herrería de Vigo, y que debería entregarle a él (a Daniel) todo el dinero que obtuviera de esa actividad.

Doce horas al día

Tras un viaje de varios días en autobús a Vigo en agosto de ese año, la chica fue obligada a prostituirse en el local para abonar la deuda. De los 20 euros que el cliente pagaba por cada "pase", 5 eran para Ionica y 15 para Daniel.

La víctima, que era controlada, tenía una jornada laboral de 12 horas diarias todos los días de la semana "y sin descanso alguno", y no tenía otra alternativa "que someterse al abuso dado su desconocimiento del idioma, su aislamiento y su gran vulnerabilidad y sugestionabilidad". En septiembre de ese 2012, Daniel vendió a la chica por 1.000 euros a Ionica.El joven se fue de Vigo, dejando a su novia con su madrastra, que junto a su marido, ejerció sobre ella "el control necesario para evitar su fuga o su captación por otros proxenetas". Juan Valentín, que no fue condenado por el delito de inducción a la prostitución, cometió estos hechos trasladando a la chica todos los días al club y alojándola en su casa. La víctima, localizada por la Policía ejerciendo la prostitución, denunció los hechos.