El abogado de Francisco Rafael Alonso difiere radicalmente de la versión de las acusaciones. Sostiene que su cliente rompió la relación con su exmujer por una infidelidad de ella cinco meses antes del divorcio y que el antiguo amigo que Cristina iba a presentar al día siguiente de su muerte a su familia no era "la primera" nueva pareja que tenía, por lo que descarta su relación con el crimen. Asevera que no existe móvil para un homicidio. Además, incidió en que ella había cogido el cuchillo en la cocina y que se lo clavó cuando su exmarido intentó quitárselo en la entrada de la vivienda, donde murió: "Francisco Rafael Alonso mató a su exmujer pero fue un homicidio involuntario", algo "accidental en el transcurso de un forcejeo entre ambos".

El letrado dejó clara su estrategia de defensa al dirigirse al jurado en su alocución preliminar. Les pidió "imparcialidad" y "neutralidad" respecto a las "películas" que se montan el fiscal y la acusación particular, así como sobre lo publicado por los medios de comunicación ya que para éstos "la verdad es algo secundario".

Extendió sus críticas también a la instrucción del caso -"hay declaraciones que no son lineales porque no se graban, sino que las anotan los funcionarios a mano y solo se recoge lo que le preguntan"- y a los argumentos de la Fiscalía y del abogado de la familia que ejercitan la acusación. Especialmente crítico se mostró con el hecho de que entre las pruebas documentales se incluya el vídeo grabado por la Policía en la escena del crimen. En su opinión la única finalidad de que vaya a visionarse en la sala es "herir gravemente la sensibilidad del jurado" ya que, a su juicio, "carece de valor probatorio".

La defensa solicita la libre absolución de Francisco Rafael Alonso Martínez o que, de forma alternativa, sea considerado autor de un homicidio por imprudencia y se le apliquen las atenuantes de arrepentimiento espontáneo y reparación del daño. Así, solicita la tasación de sus bienes para legarlos a sus dos hijos, herederos de la víctima.