"Gracias por salvar a los que están", manifestaron ayer los familiares de las seis personas fallecidas en la madrugada del sábado en la casa rural de Tordómar, en el día después de un siniestro que ha sumido en el luto a Asturias, de donde eran originarios, y Burgos. Los familiares encontraron fuerzas al final del funeral celebrado a las doce y media de ayer en la iglesia parroquial de Tordómar para abrazar a cuatro de los chicos que participaron en el rescate. Fue un largo abrazo, dominado por las lágrimas. Poco antes, la alcalde de Tordómar, la periodista Inmaculada Sierra, había hablado en nombre de sus 350 vecinos para expresar la congoja que aplasta a esta localidad de la Ribera del Arlanza y dar ánimos a los supervivientes y sus familiares. "Hay algo más allá de tanto sufrimiento, os pedimos que confiéis y os decimos que os queremos", dijo la regidora.

Unas horas antes, en el tanatorio San José de las afueras de Burgos, habían sido incinerados los tres primeros cuerpos. El goteo de familiares fue continuo y fue especialmente notoria la presencia de un cochecito, en que iba Luis, superviviente con siete meses de la tragedia. Justo detrás iba Dolores Medio, su madre, aún con un vendaje en el brazo derecho. Lola fue la única de las hermanas Medio que pudo salir de la ratonera en que se convirtió la casa rural a tiempo. Los vecinos la recuerdan gritando, en medio de la carretera: "A mi madre, a mi madre", para que rescatasen a la matriarca, la enfermera María José Medio.

Al tanatorio se acercaron familiares y amigos, como el decano del colegio de Economistas, Miguel de la Fuente, socio de Luis Fidalgo, uno de los supervivientes, y del padre de éste, ex vicepresidente del Sporting de Gijón. "este palo no lo van a superar", aseguró un entristecido De la Fuente.

Mientras se celebraba la triste ceremonia de incineración, que se completó por la tarde con la cremación del resto de los cadáveres, eran dados de alta Luis Fidalgo y Luis Fuentes, que sufrieron quemaduras de consideración.

Estos dos supervivientes no estuvieron en el funeral celebrado en Tordómar, al que acudieron los hermanos de María José Medio. Por una lado, la mayor, Pancha Medio Bozmediano, junto a su marido, Luis García Poncela. También el perito agrícola Faustino Medio y la hermana con la que vivía la fallecida, Luisa Medio, que acudió junto a sus hijos Fernando, Jesús y Mara. La superviviente Dolores Medio hizo de tripas corazón y acudió al funeral de Tordómar.

Varias decenas de vecinos de la pequeña localidad del Arlanza se acercaron al funeral, algunos con lágrimas en los ojos. El párroco Fernando Susaeta leyó una carta del arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, que se encuentra en Roma y no pudo acudir a Tordómar. "Saluda a quienes no dudaron en auxiliar a las víctimas. Gracias de corazón por su coraje y ejemplo de solidaridad", rezaba la misiva leída por el párroco. En su homilía, en la que no faltaron citas al terremoto de Lisboa de 1755 o al "Cándido" de Voltaire, el párroco trató de reconfortar a las víctimas y sus familiares. "Vivir después de este drama no será fácil. Los familiares necesitarán el apoyo de todos. Deseo que el sinsetido de estas muertes, la desgracia y el dolor no lo inunde todo", dijo Susaeta.

Entre los vecinos que acudieron al funeral se encontraba la propietaria de la vivienda, Loudes Álvarez, más recompuesta tras la terrible jornada del sábado, en la que dijo que era "el peor día de su vida". Los familiares tenían previsto regresar ayer por la tarde a Gijón y Madrid tras la incineración de los cuerpos. El dolor que se desató en la madrugada del sábado tardará en desaparecer, si alguna vez lo hace.

Mientras tanto, ayer aún continuaron las labores de investigación en el interior de la vivienda siniestrada. Todavía no se ha determinado la causa del incendio que inundó de humo y gases tóxicos la casa. Inicialmente se apuntó a la chimenea francesa de la vivienda, de la que podría haberse desprendido una chispa que incendió el sofá y unos plásticos. Pero eso implicaría que la portezuela de la chimenea estaba abierta. Los agentes, más que establecer una causa del incendio, están descartando posibilidades, comenzando por las que implicarían una responsabilidad penal. Entre las causas que se han barajado está incluso que el fuego lo causase una colilla, pero no hay pruebas. El informe del especialista en incendios de Logroño aún tardará.