De poco les valió declararse inocentes alegando que eran consumidores desde antiguo para justificar los estupefacientes hallados en su poder. El tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, no se ha creído estas versiones exculpatorias y acaba de sentenciar a penas que suman más de 27 años de prisión a una red de trapicheros y proveedores de droga de Vigo. Las condenas impuestas a cada uno de los cinco acusados por delito de tráfico de drogas y en dos de los casos también por tenencia ilícita de armas -hay un sexto imputado que no compareció en el juicio y está en situación de rebeldía- oscilan entre los casi 4 años de cárcel a un subalterno y los 8 años y medio, así como multa de 588.000 euros, a un abastecedor de cocaína al que se le halló un importante alijo en un trastero, por lo que se le aplica el tipo agravado de "cantidad de notoria importancia". Las escuchas telefónicas, sobre las que las defensas plantearon sin éxito su nulidad, son una de las pruebas clave en que se sustenta la resolución judicial.

La investigación que explotó en abril de 2012 en Vigo se inició en torno a José Antonio P.A., Chechu, que se dedicaba a la venta al menudeo de cocaína y heroína en su domicilio de la calle Manuel Núñez de Vigo. El tribunal le impone 4 años de cárcel y multa de 72 euros. Su presunto colaborador, Juan Manuel P.P., Pires, es el que está en paradero desconocido.

El proveedor de heroína de Chechu era José Francisco M.M., Paco Carranchas, reincidente y condenado ahora a 6 años y medio de prisión y 2.252 euros de multa. En su casa había heroína, hachís, más de 70.000 euros en efectivo, así como una pistola y un revólver. Su colaborador José Antonio L.L.-según la sentencia se dedicaba a la "recepción" de la heroína y a su posterior distribución y cobro entre los clientes- también fue sentenciado, en su caso a 5 años de cárcel y sanción de 1.964 euros. Paco Carranchas contactaba de forma frecuente con un individuo de ignorada identidad llamado gitano, que a su vez le abastecía de las sustancias que precisaba. Un subalterno de éste último, Juan José U.C., es otro de los condenados: 3 años y 9 meses de prisión y 1.962 euros de multa.

La mayor condena es para Jesús M.P., Suso, el proveedor de cocaína de Chechu y que se dedicaba también a la venta de hachís. La sala le impone 8 años y medio de cárcel y multa de 588.348 euros. La Policía lo detuvo a bordo de un Volkswagen Golf, turismo que fue objeto de registro, igual que su domicilio y un trastero. Fue en este último espacio donde los agentes hallaron el mayor alijo de esta operación, ya que había cocaína y hachís valorada en más de 294.000 euros, así como una pistola automática que carecía de la preceptiva licencia. También encontraron 2.620 euros en billetes, básculas de precisión, recortes de plástico, etc.

El contenido de las conversaciones telefónicas de los imputados, obtenidas por los agentes a raíz de los pinchazos autorizados judicialmente, son una prueba clave que lleva al tribunal a concluir que los condenados se dedican de forma "inequívoca" a la venta de droga. Otras pruebas son los seguimientos policiales a los sospechosos, así como los registros en los que los policías se incautaron de los estupefacientes y otros efectos propios del narcotráfico. La sentencia no es firme y cabe recurso ante el Tribunal Supremo.