"Noté mucha tristeza en ella y que igual había algo que no me contaba". Así explicaba M.T. C., presidenta en 2010 de la asociación de ayuda a mujeres maltratadas Luz de Pontevedra, el encuentro que mantuvo con Sonia Iglesias en una cafetería del centro de la ciudad en noviembre de 2009, meses antes de que se produjera su desaparición. "Ella no me dijo en ningún momento que la maltratasen", aseguró ayer en el Juzgado de Instrucción 3 donde declaró como testigo.

Ratificó lo que ya en su día declaró ante la Policía Nacional de motu propio tras conocer la desaparición de la pontevedresa. Indicó que Sonia se puso en contacto con ella por teléfono y se vieron al día siguiente. Explica que Sonia quería asesoramiento, "pedirme consejo para separarse de su marido" (Sonia y Julio no estaban casados aunque sí eran pareja sentimental y Julio es el padre del hijo de la pontevedresa, lo que exigiría también un proceso legal para su separación). "Tenía interés en separarse, eso fue lo que a mí me transmitió".

M.T. C., que ya no forma parte del colectivo de ayuda a víctima de malos tratos, no supo explicar la razón por la que Sonia decidió acudir a pedir consejo a un colectivo de estas características dado que nunca le relató que fuera víctima de algún episodio de violencia.