El Tribunal Supremo ha ratificado una sentencia de la Audiencia Provincial de León, que condenó a tres años y seis meses de prisión al director de una sucursal bancaria por estafar más de 220.000 euros a una familia de tres ancianos de entre 82 y 89 años, dos de ellos con limitaciones físicas ya que uno era ciego y otro sordo.

La resolución desestima el recurso de Belarmino D.C. y concluye que no hubo vulneración de su derecho de presunción de inocencia. Sucedió entre 2003 y 2008, cuando el procesado hizo más de 100 reintegros indebidos en las cuentas de los ancianos, por cantidades que oscilaban entre 300 y 8.000 euros, hasta alcanzar los 223.740 euros. El condenado era director de una sucursal de Castrocontrigo y las víctimas confiaban en él, con el que tenían relación de amistad.