Durante seis años, el ayudante de cocina de una sidrería de Gijón contaminó la comida de sus compañeros, por rencillas personales, con un medicamento que mezclado por el alcohol ocasiona graves daños a la salud. Andrés Avelino F.F., de 55 años, ingresó la semana pasada en la prisión de Villabona imputado de 14 intentos de homicidio así como de otro delito contra la salud pública. El detenido llevaba mucho tiempo intoxicando a sus compañeros, administrando en sus comidas gotas de un fármaco que él mismo tenía recetado y que se utiliza habitualmente en la rehabilitación de alcohólico crónicos, La Policía investiga ahora si hay relación entre la actuación del acusado y la muerte del cocinero del establecimiento, fallecido en el local tras sufrir un infarto de miocardio en mayo de 2011, si bien su cuerpo no podrá ser exhumado porque fue incinerado.

El actual gerente de la sidrería Juan Luis Alfonso Alonso fue quien puso los hechos en conocimiento de la Policía, al percatarse de que "al finalizar su jornada laboral y después de la ingesta de alimentos y bebidas del local, los trabajadores comenzaban a sentirse indispuesto". Los afectados, que compartían congestión, debilidad, somnolencia, picores y enrojecimiento de la piel, atribuyeron los síntomas inicialmente a una alergia, pero empezaron a sospechar del ayudante de cocina porque junto a su pareja" "era el único" que no presentaba síntomas de malestar.

La confirmación llegó cuando de los trabajadores le pilló "echando unas gotas en la comida" y una empleada de la limpieza recuperó en la papelera del baño de mujeres botellas del medicamento utilizado: un fármaco con cianamida cálcica. El actual propietario del establecimiento acudió a comisaría tras reunirse con sus empleados e indagar en internet que la intoxicación podía deberse a ese compuesto.

La Policía investiga ahora si el acusado es también responsable de fallecimiento del cocinero de la sidrería. Un extremo -reconocen desde la comisaría- que es difícil de averiguar al haberse incinerado los restos mortales después de que el forense certificara como causa probable de la muerte "una parada cardiorrespiratoria compatible con un infarto de miocardio".

Una vez denunciados los hechos, el actual dueño de la sidrería "El Lavaderu" decidió despedir al que fuera su ayudante de cocina, que abandonó el establecimiento en noviembre. El resultado de los análisis de toxicología no dejó dudas y precipitaron su arresto. A pesar de que Andrés A.F.F. se negó a declarar ante la juez de instrucción, la Fiscalía y el abogado de la acusación de los afectados pidieron su ingreso en prisión. Poco antes de su traslado a prisión, un forense realizó el informe psiquiátrico del que ya se conoce como "envenenador de Cimadevila", en el que se indica que no padece ninguna alteración psicológica.