"No hemos pegado ojo en toda la noche". Así resume el matrimonio vigués la experiencia vivida tras frustrar el atraco de dos encapuchados a su joyería en el número 51 de la calle Pizarro. En ocasiones habían hablado de qué hacer si los asaltaban, y siempre se decían que mejor que los ladrones se llevaran mercancía que perder la vida. Pero el martes, José Luis C. puso en fuga a los dos asaltantes, les arrancó los pasamontañas y quitó el cuchillo a uno de ellos pese a las descargas eléctricas que recibió de una pistola paralizante.

"Fue una reacción instintiva, nunca sabes como vas a actuar. Sentí los calambrazos, sobre todo el primero en el pecho que me dejó una marca, con la pistola eléctrica que utilizaron, pero mi adrelina era más fuerte. Solo veía el gran cuchillo jamonero que esgrimía el otro y que podía herir a mi mujer", explica.

El marido de la joyera, hijo de los antiguos propietarios del establecimiento, asegura que al entrar el primer joven le vio hacer el gesto de taparse la cara con un pasamontañas. "Supe instintivamente que era un atraco y me fui a la puerta, detrás venía el otro y solo pensaba en que no pasaran dentro", explica. Logró arrebatarles los pasamontañas y a uno de ellos el enorme cuchillo. Los espejos de la tienda reflejaban ayer los pequeños daños causados durante el forcejeo en el angosto local:"Eran españoles y buscaban dinero fácil, no eran personas necesitadas por la crisis", asegura pese a que no les dio tiempo a cruzar palabra alguna.

Era el primer atraco que sufrían, aunque José Luis recuerda que hace muchos años su padre y él hicieron frente a otro asaltante. "Reconozco que el martes tuve mucha suerte. Confío en que no nos vuelva a pasar. ", asegura José Luis.

Numerosos clientes acudieron ayer a la joyería de darles ánimo e interesarse por ellos. La joyería Talia es muy conocida y sus propietarios muy apreciados, no en vano su propietaria en una gran diseñadores de joyas y trabaja para otros establecimientos de la ciudad.