"No me sueltes, que me estoy muriendo". Guillermo y Javier, dos jóvenes que acudieron a la trágica fiesta de Halloween vivida en Madrid, repetían ayer esta desgarradora frase que escucharon a uno de los atrapados en la avalancha a los que intentaban ayudar. Pero no pudieron hacerlo, denuncian, porque los servicios de seguridad impedían que socorriesen a los afectados. Igual que estos chicos, otros asistentes relataban ayer a los medios de comunicación o a través de redes sociales como Facebook o Twitter los momentos de pánico vividos y muchos de ellos compartían su percepción de que el recinto sobrepasaba el aforo máximo permitido. Otros jóvenes también colgaron vídeos en Youtube. "Atasco en uno de los túneles de salida de la pista central en torno a las 4 de la madrugada. Gente atascada y asfixiándose ante la ineptitud de una seguridad ineficiente, insuficiente y sin preparar. 14.000 personas según el DJ al empezar la sesión", describía uno de los chicos que compartió imágenes en este canal de internet.

Y es que muchos usuarios de redes sociales denunciaron el exceso de aforo. "Hubo más de 22.000 personas y el aforo era de 10.500... ¡Que vergüenza!", señalaba un tuitero, que adjuntaba en su mensaje una fotografía en la que se podía ver a una multitud junto al escenario. "Era difícil moverse con normalidad", describía otra joven.

Muchos no se enteraron de lo ocurrido porque estaban en otras zonas del recinto y la música no cesó. Como si de dos festejos distintos se trataran, alrededor de las cuatro de la madrugada, momento de la tragedia, los mensajes de los tuiteros describían dos realidades diferentes. "Petadísimo. Gozándolo y saltando como un loco","Ambientazo en el Madrid Arena Increíble Steve Aoki", se podía leer a esa hora en la red social. Por contra, los más cercanos a lo sucedido contaban que veían gente sangrando, mareada o recibiendo pisotones. "Vi masas de gente, unos tumbados encima de otros gritando socorro", se concreta en un mensaje.

Los dos jóvenes que intentaron ayudar a los atrapados contaron que vieron"cinco pisos" de personas amontonadas, cómo suplicaban a la seguridad que actuaran rápido porque si no "iba a morir gente" o cómo vieron a un camarero tratando de reanimar en la barra a una de las chicas que finalmente falleció víctima de la avalancha.

Una tragedia con precedentes. Las tres jóvenes fallecidas ayer en la fiesta de Halloween del Madrid Arena elevan a varios cientos los muertos por agolpamientos, estampidas u otras circunstancias similares originadas en la celebración de conciertos o fiestas en discotecas en todo el mundo desde el año 2000.

El suceso más reciente fue el 16 de enero de 2011, cuando tres jóvenes murieron asfixiados por una avalancha humana desencadenada en una céntrica discoteca de Budapest (Hungría). Y las últimas víctimas españolas en un suceso similar habían sido dos estudiantes españolas fallecidas el 24 de julio de 2010 en una avalancha humana en un túnel de acceso al festival de música tecno LoveParade, en la ciudad alemana de Duisburgo, donde además murieron otros 18 jóvenes. El incumplimiento de las normas de seguridad, superar los límites permitidos de aforo o el pánico por incendios son los motivos de estos siniestros.

La cronología desde 2000 comienza en Dinamarca, donde hubo nueve muertos en una estampida en el Festival de Rock de Roskilde. En 2001, ocho personas fallecieron en una discoteca de Sofía (Bulgaria). En 2002 hubo cuatro muertos en una sala de fiestas francesa. Ese año, una estampida tras un concierto de música espiritual en un estadio en la República Democrática de Congo se saldaba con otras cuatro víctimas. En Argentina en 2004 hubo 193 muertos en una discoteca. Y 74 fueron los fallecidos en 2006 en un estadio de Manila. Otros sucesos ocurrieron en Manila, Marruecos o Estados Unidos, donde un fuego en un club se saldó con 95 muertos.