Uno de los argumentos que puso sobre la mesa la defensa para intentar sembrar una duda razonable en el tribunal era que el hermano gemelo de su cliente ya había sido condenado a 18 años de prisión hace tres décadas por "violar a dos mujeres", una cuñada -el delito se quedó en tentativa- y una joven estudiante. Así, sobre los restos de ADN aparecidos en casa de la octogenaria y que incriminaban a su defendido, alegó que Luis tiene idéntico perfil genético que su gemelo.

Pero estos alegatos fueron rebatidos por el Ministerio Público. La fiscal sostuvo en el juicio que Luis B.S. era el culpable de la violación de la anciana, como ahora dictamina la sala, porque lo delata la huella dactilar "personal e intransferible" de su pulgar en la botella de agua que había en la mesilla de la víctima. Una prueba que resulta clave pese a que el ADN de la sangre hallada en la sábana y la colcha de la cama sea el mismo que comparte con su hermano univitelino. La acusación también destacó el relato coherente de la anciana, que reconoció la voz y las expresiones de su agresor. Al respecto, la defensa también había esgrimido que la voz de ambos hermanos se parecían, pero la Fiscalía lo rebatió: "Haberlo traído al juicio como testigo para ver las diferencias físicas y de voz, pero no le interesaba a la defensa".