José Ramón Blanco Vila, un fontanero de 26 años conocido como Koke, fue condenado a 36 años y medio de cárcel por asesinar en su casa de Aranga en noviembre de 2008 a un narcotraficante y a su amigo toxicómano. Las víctimas acudieron a la vivienda del procesado, en la que estaba su mujer embarazada de 34 semanas, su hijo de cuatro años y un adolescente, para cobrar una deuda relacionada con el tráfico de drogas.

Koke, según indica el tribunal de la sección primera de la Audiencia en la sentencia, sabía que los fallecidos se iban a presentar en Aranga sobre las 22.30 horas porque uno de ellos, Javier Toledo, efectuó "múltiples llamadas" a sus tres teléfonos móviles. Los jueces destacan que el imputado mantuvo una fuerte discusión con ellos en la cocina, durante la que disparó "seguida, inmediata, consecutiva y sorpresivamente en las cabezas de Javier yManuel Ramón". Las víctimas, según el fallo, se encontraron en una situación de "indefensión absoluta".

Sin ensañamiento

"Para rematar y asegurar ese resultado, y como no ocurrieron los óbitos instantáneamente, el procesado cogió uno o dos cuchillos de cocina y asestó, con tales instrumentos, cuchilladas en los brazos y la espalda de Javier; y en el parietal derecho, abdomen y muslos de Manuel Ramón", relatan los magistrados, quienes no apreciaron la agravante de ensañamiento, ya que sostienen que las pruebas practicadas no avalan que Koke haya causado a los fallecidos "daños inmotivados" o haya cometido "actos de crueldad que aumentan el sufrimiento de las víctimas con perversidad intolerable".

El fiscal demandaba al tribunal que tuviese en cuenta la agravante de ensañamiento y demandaba en su escrito de calificación que el procesado fuese condenado a 52 años y 10 meses de cárcel --25 por cada uno de los asesinatos, diez meses por los descuartizamientos y dos años por tener un arma sin licencia--. Los jueces, finalmente, le impusieron 36 años y medio de cárcel --17 años de prisión por cada uno de los asesinatos, ocho meses por desmembrar los cuerpos y un año y diez meses por tener una pistola sin licencia--.

El fallo judicial culpa a Koke de un delito de profanación de cadáveres, ya que considera probado que, tras cometer el doble crimen, escondió los cuerpos en un arcón congelador situado en el garaje de su vivienda. Entre el 10 y el 13 de noviembre de 2008 --los asesinatos sucedieron el día 9--, "por sí solo o con la colaboración de algún otro no identificado, procedió a descuartizar los cadáveres, para lo que utilizó sierras eléctricas, hachas o elementos contundentes y cuchillos de importante tamaño".

La acusación no probó que su mujer y dos parejas desmembrasen los cuerpos

El tribunal de la Audiencia lo tiene claro: no hay pruebas de que la esposa del descuartizador de Aranga, dos parejas y un adolescente lo ayudasen a desmembrar los cuerpos.

El fiscal los acusaba de un delito de profanación de cadáveres y de otro de encubrimiento, por los que solicitaba que ambos fuesen sentenciados a tres años y diez meses de prisión.

La mujer del acusado de asesinato, que fue absuelta, solo se enfrentaba a una petición de diez meses de prisión por desmembrar los cadáveres, ya que la ley le permite encubrir a su marido.

Los jueces destacan que Koke confesó a uno de los sospechosos, al que conoció después de los crímenes, que había matado a dos hombres.

Algunos de los acusados que fueron absueltos, según la sentencia, sabían lo que había sucedido. De hecho, una sospechosa declaró que hablaban de las víctimas "como si hubieran matado a unos pollos".

"La esposa supo con exactitud lo sucedido y es racional suponer que aportó ayuda posterior intelectual, moral o de otro orden a su marido, pero de ahí a la profanación hay un trecho", subrayan.