Cautela, tensión y un sepulcral silencio rodean al secuestro del empresario de origen gallego, Juan Cortés Pérez, capturado el pasado sábado en Caracas cuando se dirigía al asador que regenta en la capital de Venezuela, donde reside desde que a los 17 años abandonó Cambre. Fuentes de la investigación aseguran que, una semana después de haberse producido el rapto, no existen novedades sobre el paradero ni la identidad de los secuestradores.

Su familia gallega –los hermanos de Juan, su padre y un primo carnal– rehusa pronunciarse sobre cualquier novedad de la investigación del caso, llevada a cabo por la División de Antiextorsión y Secuestros de Venezuela que, inmersa en recabar datos y pruebas que puedan facilitar la liberación del hostelero, asegura que, por el momento, "no hay ninguna novedad".

El alcalde de Cambre, Manuel Rivas, tras hablar ayer con el primo de Juan Cortés que reside en Bribes, explica que la familia se mantiene a la espera de que "se resuelva" el secuestro, "que va casi para una semana". Este pariente, José Pena Pérez, propietario del restaurante Casa Pena, trasladó al regidor que toda la familia está "impaciente" por conocer noticias.

Desde el pasado martes, cuando los secuestradores de Juan Cortés permitieron que éste se pusiese en contacto telefónico con su familia para comunicarles que se encontraba "bien", no han vuelto a tener noticias del empresario ni tampoco de sus captores.

Su hermano Antonio explicaba el pasado jueves, en declaraciones a Faro, que la familia desconocía las condiciones del rescate aunque, restando importancia al posible agravio económico, destacó: "El valor supremo es la vida".

Los investigadores sospechan que se trata de delincuentes profesionales que no dudan en utilizar técnicas militares a la hora de actuar. Fue el pasado sábado, sobre las 12.00 horas, cuando Juan Cortés abandonó su domicilio en el adineraro barrio de Altamira para dirigirse al Asador Casa Cortés, uno de los negocios que el cambrés regenta en Caracas, situado a 100 metros de su vivienda. Según los testigos, unos individuos lo introdujeron en una furgoneta, flanqueda por cuatro motocicletas, y desparecieron del lugar. Desde entonces la División de Antiextorsión y Secuestros de Venezuela rastrea la zona y analiza las cámaras de vigilancia de los alrededores en busca de cualquier pista que pueda propiciar el esclarecimiento del caso.

La noticia no ha tenido una gran difusión en Venezuela ya que los medios de comunicación optan, ante estas situaciones, por no desvelar demasiados datos para no entorpecer la investigación y dar información a los delincuentes que podría ir en perjuicio del secuestrado.

También el alcalde de Cambre, donde el pasado jueves el pleno aprobó una declaración institucional para reclamar la "liberación inmediata" de su vecino, apeló a la "prudencia" para que, dijo, "no se tuerzan las negociaciones".

Los empresarios gallegos son con cierta frecuencia víctimas de la actividad delictiva de las bandas organizadas en Venezuela, que exigen a sus familias importantes rescates.