"Una empresa que funciona y es rentable, que tiene trabajo y da empleo a 90 mujeres no puede quedar en cenizas". Con estas palabras, los dueños de la conservera Lago Paganina en Cangas, calcinada por un voraz incendio en la madrugada del lunes manifestaban su clara voluntad de buscar una nuevo emplazamiento que les permita seguir con su actividad. La alternativa más viable a corto plazo sería reubicarse en naves industriales en desuso de APortela oMoaña. Mientras, bomberos de OMorrazo volvían ayer a la fábrica tras rebrotar las llamas; efectivos de la Policía Judicial inspeccionaban el foco del incendio €todo apunta a un cortocircuito€ y los peritos comenzaban a valoraban los cuantiosos daños.

El incendio no sólo calcinó la fábrica de Lago Paganina, sino que también afectó la de la conservera Iglesias, donde ayer se retiraba parte de la producción almacenada a otras dependencias fuera de Cangas.

Entretanto, en los despachos la actividad se dirigió a agilizar cuanto antes la actividad de ambas firmas. El alcalde, José Enrique Sotelo, habló con los empresarios y ordenó el enganche a la red municipal de las cámaras frigoríficas y de la maquinaria de mantenimiento para que siguiese funcionando y evitar más pérdidas, y telefoneó al conselleiro de Industria, Javier Guerra, para solicitarle la colaboración de la Xunta a petición de los empresarios y los trabajadores. El titular de Industria visitará hoy mismo Cangas.

Garantizar el abastecimiento de los mercados y no romper la línea de comercialización de las marcas propias y de otras a las que suministran, como "Calvo" o "Pescamar" es prioritario. La recuperación de la nave dependerá de Costas y se abordará más adelante. "La producción y el empleo son ahora prioritarios", coinciden.

La valoración de los daños también comenzó a realizarse ayer. Además de la nave, que disfrutaba en concesión hasta el año 2018, Lago Paganini perdió miles de latas de conservas preparadas para su comercialización y toda la maquinaria e instrumental de trabajo, parte del cual había renovado recientemente. También quedaron totalmente destruidos varios vehículos estacionados en el interior (dos camiones, una furgoneta, varias carretillas elevadoras, jaulas y envases) cuyos metálicos esqueletos afloraban ayer entre el humo de los rescoldos.

Más suerte tuvo la conservera Iglesias. Parte del techo y de la pared medianera que comparte con Lago Paganini , y que separa ambas salas de calderas, llegó a ceder por el calor e hizo temer lo peor. Parte de la estructura, con vigas de madera, quedó afectada, al igual que los servicios de agua y luz. Ayer, los dueños confiaban en que los desperfectos se arreglen en un par de meses. Mientras tanto, unos 140 trabajadores de ambas empresas se quedarán en su casa. Los sindicatos solicitaban ayer que fueran días de vacaciones.