La Operación Tabaiba, que marcó un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico, está cada vez más próxima a juicio. La Audiencia Nacional acaba de dictar auto de procesamiento por delitos de tráfico de drogas contra los 32 presuntos implicados en la mayor red gallega de narcotransportistas, entre ellos los considerados jefes de las dos bandas arousanas que cayeron en este importante operativo: Gregorio García Tuñón, Yoyo, –quien se puso al frente de la organización a raíz del fallecimiento de Manuel Abal Feijóo, Patoco, en un accidente de tráfico– y el cambadés Juan Carlos Fernández Cores, Parido, que lideraba otro grupo de lancheros. Una de las claves de esta investigación es que se extendió al entorno comercial que amparaba y prestaba servicio en tierra a las bandas, así como a proveedores y suministradores de equipamientos y avituallamientos que posibilitaban la preparación de las lanchas para que estas salieran al mar: entre los supuestos colaboradores y procesados en esta causa hay empresarios y profesionales dedicados al mundo de la náutica, del transporte y de otros sectores, algunos con negocios radicados en el área de Vigo, concretamente en Mos y Porriño. El magistrado Eloy Velasco establece fianzas de un millón de euros para cada uno de los imputados, con la excepción de los supuestos jefes de los dos grupos de lancheros, para los que fija 60 millones de euros.

El mayor número de procesados son los vinculados a la red del fallecido Patoco, la organización que adquirió y sacó al mar la imponente planeadora de última generación dotada con siete potentes motores que, tras dos fallidos intentos de alijar cocaína en alta mar, fue varada en la playa de Area Fofa de Nigrán la madrugada del 12 de febrero de 2009. Así, el magistrado procesa a 28 personas como presuntos responsables de dos delitos contra la salud pública –tráfico de drogas (cocaína)– en los que concurren las circunstancias de cantidad de notoria importancia, delito cometido por pertenecientes a organización y con extrema gravedad. Estos imputados son el presunto líder de la banda Gregorio García Tuñón, Yoyo, –al que se le añade la agravante específica "de jefatura de la meritada organización criminal"–, otros supuestos miembros de la red que hacían trabajos de acondicionamiento de las planeadoras, ayudaban en los desembarcos de la droga en tierra o hacían labores de vigilancia, así como empresarios y comerciantes que habrían colaborado "siendo perfectos conocedores" del fin ilícito del tráfico de drogas.

Además de a Yoyo y de a su hijo Pablo G.F., el juez procesa a Ramón F.T., Moncho, quien remolcó la lancha abandonada en Nigrán desde Cortegada en el primer viaje fallido a por cocaína; así como a Rogelio, Gelo, y Gabriel, todos ellos del clan de Os Conexos de Cambados y parientes políticos de Patoco. También figuran en el auto de procesamiento el empresario náutico José C.R.; el considerado mano derecha de Patoco José V.P. Nando; el hermano del fallecido, Benito A.F.; así como Antonio y Pablo G.S., ambos dueños de una empresa de Mos que supuestamente proveían de motores a la red.

En el apartado de empresarios también figura Antonio Manuel R.G., industrial con negocio en Porriño al que se habría encargado el transporte de la lancha a Galicia desde un astillero de Italia. El juez también implica a José Ángel V.A. –sobrino de Los Piturros–, José Ramón R.P. Caneilla y a Castor P.R., Cachucho, y a su hijo César P.V. –Castor es un empresario de Vilanova dueño de una empresa de poliéster–. En el auto de procesamiento también aparecen José Manuel G.O., Postiña; Francisco Javier V.G., Ferreiro, –contratado para fabricar estructuras que permitiesen botar la lancha al río–; Francisco B.V. y Domingo A.G., Mingos. Este último habría colaborado con un camión grúa de la empresa en la que trabajaba con el objeto de mover la lancha. En relación con este grupo se procesa también a Juan Ramón O.R. –responsable de una empresa de grúas–; a José V.L., Pepe el vago, y a su hijo José V.M.; y a Baltasar V.D., Saro, que era el presunto piloto de la planeadora. También constan Carlos P.S., comercial de una empresa de aparatos electrónicos que aportó equipos de transmisión y radio para la planeadora; Evaristo F.B. y, finalmente, Raúl P.B. y su hijo José Ángel P.T, que presuntamente colaboraron en la reparación de uno de los motores de la lanzadera.

Con respecto al segundo grupo desarticulado en la Operación Tabaiba, el juez procesa a otras seis personas, en este caso por un único delito de tráfico de drogas –también agravado– por la descarga de un alijo de cocaína realizado en una cala de Muxía el 11 de enero de 2009. Los tripulantes, sorprendidos por las fuerzas antidroga, optaron por encallarla en Aguiño antes de prenderle fuego y huir a pie. Los procesados son el supuesto líder del grupo, Juan Carlos Fernández Cores, Parido, –se le aplica la agravante de jefatura–; así como Ricardo C.C., Marcos Luis P.M. y Andrés G.G., del histórico clan del Barbanza de los Lulús. También figura el mismo piloto de la lancha abandonada en Nigrán, que también habría ido a los mandos de la de Muxía: Baltasar V.D.

El auto de procesamiento detalla el papel que supuestamente jugaron los imputados en la Tabaiba. Con respecto a la organización que lideraba Patoco, el juez señala que éste dirigía desde 2007 una banda asentada en la zona de Vilagarcía "que había establecido la infraestructura necesaria para dedicarse a acondicionar embarcaciones del tipo planeadoras de gran potencia que se dedicaban a recoger importantes partidas de cocaína en alta mar en el Océano Atlántico".

A cambio de dinero o de una parte de la droga, la red concertaba con "las organizaciones sudamericanas propietarias de la misma" el traslado de la cocaína a tierra o a otras embarcaciones. El juez llega a señalar que tanto esta primera organización como la banda de Parido actuaban claramente "como empresas de servicio para los grupos de traficantes encargados de los contactos con Sudamérica": su misión se limitaba a facilitar sus barcos y sus empleados para el traslado de la cocaína.

El Greco Galicia conoció la actividad que lideraba Patoco y dio inicio a una intensa labor de vigilancia –que incluyó escuchas telefónicas– que permitió descubrir todo el proceso de compra y acondicionamiento de la potente lancha que acabaría abandonada en Nigrán. Fabricada en un astillero italiano, la planeadora se trasladó desde ese país a una de las naves con las que contaba la organización a orillas del Ulla para su acondicionamiento para salir al mar a por la droga. En agosto de 2008 la lanzadera hizo un primer viaje fallido en busca de cocaína –no logró encontrarse con el barco nodriza en las coordenadas pactadas–. El siguiente –realizado ya tras la muerte de Patoco– tampoco tuvo éxito, y de hecho fue cuando la lancha acabó varada en Nigrán.

Antes de fallecer, Manuel Abal mantuvo contactos con Parido, el líder de la otra organización –se facilitaban entre ellos "medios materiales y humanos para llevar a cabo determinadas operaciones", señala el auto–. La red de Parido se preparó con otra potente lancha con seis motores fueraborda y quince metros de eslora para recoger un alijo de cocaína en alta mar. Lo hicieron, pero, debido al seguimiento policial, fueron descubiertos cuando descargaban la droga en una cala de Muxía: las fuerzas de seguridad se incautaron en esa ocasión de casi 3.000 kilos de cocaína.