Centenares de vecinos y amigos acudieron ayer al entierro de Sonia Mouriño y Amador Vázquez, las dos víctimas del siniestro ocurrido el viernes en Barcia (Lalín). Entre la comitiva se encontraban muchos amigos de la joven, residentes en las parroquias colindantes y que ayer se volcaron en atender tanto a los parientes de la fallecida –entre ellos los hermanos de José Mouriño– como a su pareja, un joven de 23 años de Goiás con el que ya llevaba un tiempo de relación sentimental. Entre los conocidos de Sonia asistentes al entierro también se hallaba una joven de la parroquia cercana de Vilatuxe, con la que la fallecida había salido la noche anterior a su violenta muerte.

Los dos féretros llegaron al templo cerca de las 16.30 horas, procedentes del tanatorio y acompañados por una amplia comitiva en la que también figuraban, como representantes de la corporación local, el alcalde José Crespo y varios ediles. También pasaron por las salas mortuorias varias personas vinculadas al mundo agrario, como el secretario general del sindicato Xóvenes Agricultores, Francisco Bello (oriundo de Lalín), y el homólogo a nivel comarcal de Unións Agrarias, Román Santalla. Ambos mantuvieron en los últimos años un contacto casi continuado con José Mouriño debido a que ocupó la presidencia de la cooperativa de segundo grado Xuncoga durante dos años, así como la de Campodeza durante más de veinte.

Antes de iniciar la eucaristía, el sacerdote conminó a los presentes a rezar por los dos difuntos. Durante el sermón posterior a la lectura de los Evangelios el párroco se limitó a explicar las escrituras, para insistir, una vez más, en la necesidad de que "pidamos a Dios, ya que a diferencia de los seres humanos siempre ve con amor, acoja a estos hermanos que despedimos con pena".

Al final de la celebración religiosa la casi totalidad de los presentes acompañó, a pie y bajo un día invernal de lluvia y rachas de viento, los féretros hasta el cementerio para proceder a su inhumación. Sobre los ataúdes había sendas rosas blancas. Numerosos centros y coronas de flores dejaban constancia de lo apreciada que es esta familia en Lalín.