Al grito de "¡hijo de puta, danos todo el dinero!", dos encapuchados armados con una pistola asaltaron poco antes de las nueve de la mañana de ayer la oficina de Correos de Chapela (Redondela) y se llevaron un botín de entre 1.000 y 2.000 euros. Después huyeron en golf negro en el que les esperaba un tercer ladrón con el motor en marcha y las lacas tapadas con cinta aislante, lo que llamó la atención de los pocos transeúntes que pasaron por la zona.

Faltaban unos minutos para las nueve de la mañana y en el interior del pequeño despacho abierto al público se encontraba el director solo, pero hubo cinco testigos de excepción que los atracadores no llegaron a descubrir: los carteros que en la parte posterior clasificaban la correspondencia y que tenían abierta la puerta que comunica con el lugar del asalto. Se resguardaron en un rincón para no ser vistos y siguieron por el circuito interno de vigilancia todo el asalto, que quedó grabado.

El atraco se desarrolló en apenas unos minutos. El director de la oficina de Correos estaba sentado tras el mostrador cuando se oyeron varios golpes, y es que las puertas abren al revés y los ladrones no acertaban a entrar. Los dos encapuchados, pistola en mano, entraron en el pequeño patio de operaciones. Uno amenazó con el arma al funcionario y el otro saltó el mostrador y exigió a gritos el dinero con fuertes insultos al trabajador. En un momento dado el ladrón que llevaba la pistola realizó un disparo intimidatorio con el arma, que al parecer era de fogueo ya que realizó la detonación fue un fogonazo que no dejó casquillo.

Su compañero, mientras, cogió una de las pequeñas sacas vacías que había en la oficina para guardar dinero y metió el botín, si bien fue perdiendo algunas monedas por el camino.

Todo apunta a que los atracadores eran españoles y habían preparado el robo con varias vigilancias. La Policía Científica se trasladó al lugar de los hechos en busca de huellas y pistas que permitan identificar y detener a los ladrones.

En la zona los agentes interrogaron a varios testigos, entre ellos un conductor que salía marcha atrás y casi choca con el golf de los atracadores, que en ese momento salían de la oficina de Correos.

La actividad en la estafeta continuó con normalidad durante toda la mañana, y fueron muchos los clientes que acudieron a interesarse por el director, que regresó a su puesto de trabajo para terminar la jornada tras prestar declaración en la comisaría. Algunos vecinos aseguraban que el hombre les contó que cuando se efectuó el disparo sólo pensó en su familia y toda su vida pasó ante él en un momento.