María Adela Vilas Soliño era una vidente a la que una de las procesadas, Rosa Charlín, solía visitar"para que le echara las cartas". Su implicación en el caso de la"desaparición forzosa" de Fernando Caldas no tiene sin embargo nada que ver con sus "dotes mágicas", sino que ha sido procesada por un presunto delito de encubrimiento, ya que según el juez"mintió voluntariamente" para corroborar las coartadas de los hermanos Miguel Ángel y Marco Antonio Fernández Rodríguez, que según el auto participaron activamente en el trágico final que tuvo el joven arousano. La mujer aseguró que ambos estuvieron con ella en Vigo a las horas en que se produjo la desaparición de la víctima, pero la investigación acabó por desmontar esta coartada: los posicionamientos de los teléfonos móviles de ambos hermanos y los dispositivos electrónicos de lectura de matrículas en los peajes de las autopistas ( O B Es) demostraron que no era así.

Además de María Adela Vilas, por el mismo delito de encubrimiento también ha sido procesada una segunda persona, Juan Rodríguez González. La mujer declaró que los hermanos estuvieron con ella más de una hora, entre las doceymedia y la unaymedia delmediodía de aquel 16 de julio, aportando detalles como que habían estado picando"embutido". Pero la investigación determinó que"los posicionamientos del teléfono móvil" demostraban que Miguel Ángel y Marco Antonio estaban a esas horas "muy lejos de ese lugar y viajando en dirección contraria", no pudiendo haber estado en su compañía en Vigo "más de veinte minutos". Según los datos de las compañías telefónicas, los hermanos no llegaron hasta en torno a las dos de la tarde a la ciudad olívica: uno de ellos lo hizo presuntamente con el Golf de la víctima,que a esa hora ya habría sido asesinada.