A José Jorge Durán Piñeiro, supuesto líder de una red de narcos arousana, le preocupaba el comportamiento del joven Fernando Caldas, uno de los presuntos cabecillas de su grupo. Consideraba que el que a ojos de la sociedad era sólo un empleado de una tienda de telefonía con un discreto sueldo estaba haciendo gala de una ostentación que ponía en riesgo el millonario "negocio" que tenían entre manos. La compra que hizo el chico de un BMW M3 fue para él la gota que colmó el vaso: desde prisión, el líder de esta organización habría enviado una carta a otro de los miembros ordenándole que "hiciera desaparecer" al joven: "Eso del M3 es lo último [...] Tenemos la gallina de oro y la va a joder. [...] Tu mismo, yo te estoy ordenando que si no se centra ya sabes". Esta misiva remitida desde el penal de A Lama el 27 de mayo de 2004 ha acabado convirtiéndose en una de las pruebas clave en una investigación sobre una misteriosa desaparición, la del joven Caldas, cuyo desenlace está muy claro para el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco. El magistrado no tiene ninguna duda de que tras la "orden" remitida por correo, la víctima tuvo un trágico final: fue secuestrado, asesinado y quemado a cal viva por la organización a la que él mismo, según las diligencias judiciales, pertenecía.

El cuerpo de este joven nunca apareció, pero el juez procesa a José Jorge Durán y a siete personas más por un delito de asesinato en el que concurre alevosía: se trata de los hermanos Miguel Ángel y Marco Antonio Fernández Rodríguez, así como Juan Marcos Vigo Fernández, Juan Berbel Briones, Roberto González Cuevas, Rosa María Charlín Martínez y Manuel José Pazo Taboada. Dos personas más, María Adela Vilas Soliño –una vidente que reside en Vigo– y Juan Rodríguez González fueron imputados también, pero en este caso por encubrimiento.

Uno de los hermanos, concretamente Miguel Ángel, era el destinatario de la carta. Durán, pareja sentimental de Rosa Charlín, que a su vez era la dueña de la tienda de telefonía donde trabajaba la víctima, envió la misiva desde la cárcel el 27 de mayo de ese 2004. Transcurrirían casi dos meses hasta que se ejecutase la orden. La fecha clave es el 16 de julio de ese año. Ese día Caldas se trasladó confiado en un Volkswagen Golf al "piso franco" que la organización tenía en Bertamiráns para recoger, según el auto de procesamiento, los 300.000 euros de una importante venta de cocaína que se había cerrado los días anteriores. Pero nunca llegó a tener en sus manos el dinero. Miguel Ángel –"cumpliendo las órdenes" de Durán y de su entonces "lugarteniente" Marcos Vigo– y otros cuatro procesados que lo "auxiliaron" "capturaron" al joven, lo metieron en el maletero de un Audi A3 que solía usar el grupo para transportar la droga y lo condujeron "a un lugar no determinado".

El secuestrado tuvo tiempo a enviar dos mensajes desde un teléfono móvil a Marcos Vigo alertándole de que lo habían raptado –"Paya me secuestraron en Palomas, avisa a Mili", reza uno de ellos–, seguramente desconociendo que se estaba comunicando con una de las personas que según la Audiencia Nacional ordenó su captura. Lejos de encontrar ayuda, lo único que consiguió con sus SMS de socorro fue que sus supuestos verdugos le arrebatasen el teléfono ya que Marcos Vigo los habría alertado.

Lo que ocurrió después, según el magistrado, es que a Caldas "le dieron muerte" y acabaron quemando su cadáver "con cal viva". Para tal efecto, se había comprado un saco de 50 kilos de peso. Igual que el joven, también desapareció el Golf en el que había viajado hasta Bertamiráns sin imaginarse el destino que le tenían preparado sus propios compañeros.

Huellas

El grupo intentó borrar huellas del Audi en el que trasladaron a Caldas. Después, varios de los procesados, entre ellos Rosa Charlín, informaron a los padres del joven de la desaparición de su hijo. El matrimonio, según consta en el auto de procesamiento, antes de denunciar la desaparición y en compañía de algunos de los imputados, trató de borrar las pruebas que relacionaban a su hijo con el narcotráfico: para ello subieron a su casa y retiraron de allí una máquina de contar dinero, 15.000 euros y cantidades de droga.