Jaime Maiz Sanmartín, el guardia civil que en la madrugada del 15 al 16 de diciembre de 2007 mató de un disparo en la cabeza a su ex pareja sentimental, María Luz Posse Fernández, en el cuartel del Instituto Armado en Cambados, volvió a confesar ayer que él fue el autor del disparo que acabó con la vida de esta mujer de 43 años de edad, pero asegura que lo hizo sin ser consciente de ello debido al estado de embriaguez en el que se encontraba y a que hasta hacía relativamente poco tiempo se encontraba a tratamiento debido a una baja psíquica por depresión.

A la fiscal de violencia de género de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Carmen Novo, le sorprendió al término de la primera jornada con del juicio con jurado popular que se inició ayer la "memoria selectiva" del acusado. Curiosamente recuerda episodios de aquella noche que le benefician pero no los que le perjudican.

Mientras que el fiscal y las acusaciones solicitan una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato, la defensa alega esta supuesta pérdida de la consciencia para solicitar libre absolución aplicando la eximente de embriaguez, o en todo caso, que sea condenado a una pena de 5 años por homicidio con atenuantes. La prueba de la alcoholemia que le realizaron en el propio cuartel arroja un resultado positivo de 0,86, sin embargo, la práctica totalidad de los testigos que declararon ayer (incluidos varios compañeros de Maiz) coincidieron en que, aunque el acusado se encontraba algo bebido "era consciente de lo que hacía" o lo notaban con ciertos síntomas de embriaguez pero "normal".

Para empezar, el procesado dice no recordar el momento en el que, tras encontrarse con Mari Luz y una amiga (Giovanna C.) en el patio de las dependencias de la Guardia Civil a donde se habían dirigido para denunciarle, subió a su vivienda en la casa cuartel, recogió su arma reglamentaria bajó y le disparó en la frente a su ex pareja desde unos cuatro metros de distancia, falleciendo en el acto. Maiz dice que no se enteró de que había disparado a María Luz hasta que escuchó la detonación: "Recuerdo el flash, mucha luz y despertar, me quedé quieto con las manos en alto". A partir de entonces, dice que ya recuerda todo con bastante exactitud: "es como el que va borracho y le tiran un cubo de agua fría", señaló el acusado, quien se mostró impasible durante todo el juicio.

Quien sí recordó cada detalle de lo que sucedió aquella madrugada fue la amiga de María Luz. Giovanna C. relató como la acompañó a su casa y que en el trayecto Jaime Maiz realizó varias llamadas de teléfono a la víctima que o bien rechazaron o bien le comunicaron al acusado el deseo de su ex novia de no volver a verlo. Cuando llegaron al domicilio de la víctima, María Luz y su amiga decidieron continuar hasta la casa de esta última al ver aparcado el coche del acusado. Asegura que Maiz las continuó acosando allí y de nuevo cuando volvieron al domicilio de Giovanna, por lo que llamaron a la Guardia Civil. En ese momento Maiz ya había vuelto al cuartel. Allí se dirigieron María Luz y su amiga para interponer denuncia ante la "tardanza" de la Guardia Civil en llegar al lugar de los hechos, manifestó esta testigo.

El agente de puerta del cuartel, según su testimonio, convenció a Maiz de que se fuera para casa y a los tres minutos este bajó y disparó a María Luz en la cabeza a tan sólo unos metros de distancia. "Vi abrir la puerta y que salía, levantó el arma, le apuntó a la cabeza y yo le grité ¡Jaime! y ya está. En un principio pensé que le había dado en el estómago o algo así pero luego ya la vi la herida en la cabeza y me escapé corriendo y gritando", relató Giovanna.

El otro testigo fue el guardia civil que acompañaba a las dos mujeres. "Llegó por sorpresa, es algo que no te esperas y yo no estaba de frente para verlo venir,", dijo. Tras el disparo le echó la mano a la pistola "se la bajé poco a poco, por si se le ocurría hacer un disparo más" y luego le entregó el arma: "me dijo: ya está, antes de que me arruine ella la vida ya me la arruino yo". Este agente describió como Maiz se inclinó ligeramente para evitarlo en la trayectoria de tiro y así poder alcanzar a María Luz sin herirlo a él, algo que para la fiscal es señal inequívoca de que el acusado sabía lo que hacía y no estaba tan borracho.