Un joven de Cambados se entregó ayer por la tarde en la Comisaría de la Policía Nacional de Vilagarcía, y confesó su relación con el atropello que el pasado viernes costó la vida a Manuel Piñeiro Almeida, un bateeiro de 56 años de Vilanova de Arousa. Eran las cuatro de la tarde cuando un cambadés de 21 años con iniciales J.M.G.S. entró en la Comisaría de la Policía, con la intención de contar lo sucedido el viernes de madrugada, cuando presuntamente arrolló con su coche a Manuel Piñeiro, para posteriormente escapar de la zona sin dar parte de lo ocurrido.

La Policía Nacional avisó de inmediato a la Guardia Civil, ya que éste es el cuerpo que estaba llevando las investigaciones, y el joven cambadés fue trasladado a media tarde al destacamento de Tráfico, en Pontevedra. Mientras tanto, y con los nuevos datos recabados, la Guardia Civil localizó en una calle de Cambados el vehículo que supuestamente estuvo implicado en el accidente, un modelo reciente de Opel Corsa. El automóvil estaba en la calle Os Pazos, a unos trescientos metros de distancia del domicilio del joven, que está en la calle Ourense.

Una vez localizado el coche, entre la Guardia Civil y la Policía Local de Cambados lo trasladaron al depósito municipal, donde se encuentra custodiado a la espera de que la Policía Judicial de Cambados tome las pruebas que estime oportunas.

J.M.G.S. podría pasar a disposición judicial en las próximas horas. Es probable que se le impute un delito de omisión del deber de socorro, por haberse ido sin asistir al hombre atropellado ni avisar de lo sucedido. Según las conclusiones del atestado, también se le podría imputar un delito contra la seguridad del tráfico.

El accidente que costó la vida a Manuel Piñeiro Almeida se produjo sobre las 2.20 horas de la madrugada del pasado viernes. El fallecido era un conocido bateeiro de Vilanova de Arousa, natural de Corón y residente en A Pantrigueira.

La noche del suceso acudió como otras veces al Aguasalá, un bar situado en la carretera que conduce al puente de A Illa de Arousa. Habitualmente se dirigía al establecimiento en bicicleta, pero el jueves lo hizo andando. Poco después de las dos de la mañana, los dueños del bar empezaron a prepararlo todo para cerrar, y Manuel Piñeiro salió del local para dirigirse a su casa, situada a escasa distancia.

Entre tanto, los dueños del Aguasalá también salieron, y tras cerrar el negocio tomaron su coche y se metieron por una pista secundaria. Poco después salieron de nuevo a la carretera principal y al pasar de nuevo por delante del bar –apenas cinco minutos después de despedirse de Piñeiro– fue cuando vieron al hombre tendido en una cuneta, enfrente del local.

Acudieron a auxiliarle, pero el bateeiro ya no contestaba ni mostraba señal alguna de consciencia, por lo que avisaron inmediatamente a los servicios de emergencia. No obstante, al llegar estos ya no pudieron hacer más que certificar la muerte del hombre.

Mientras tanto, los agentes de Tráfico y de la Policía Judicial de Cambados peinaron la zona en busca de algún fragmento del vehículo implicado en el siniestro, ya que al no haber testigos presenciales de lo ocurrido los restos del coche serían la única pista a la que podrían aferrarse.

En efecto, encontraron un foco casi entero y un pedazo de defensa. A las pocas horas ya sabían que pertenecían a un Opel Corsa, y se inició un intenso rastreo por toda la comarca.