Una mujer identificada como Lorena es la cabecilla de una red que acaba de ser desarticulada por la Policía Nacional y que explotaba a ocho personas para la prostitución en cuatro pisos de la comarca coruñesa, en los que se calcula que obtenían 180.000 euros al año. Los cinco integrantes de esta banda mantenían a sus víctimas en una situación de esclavitud, ya que las obligaban a estar disponibles las 24 horas del día y sólo las dejaban salir a la calle una hora.

Las personas liberadas son seis mujeres, un travestido y un transformista, de las que cuatro son de origen español y el resto dominicano, brasileño, marroquí y cubano. Una de las jóvenes estaba embarazada de cinco meses. Los detenidos las obligaban a entregarles la mitad de la recaudación obtenida y con el resto debían abonar los gastos de manutención e incluso la compra de material higiénico para ejercer la prostitución, así como costes de alimentación o butano.

Dos de los pisos que utilizaban se hallan en A Coruña, otro en Oleiros y el último en Arteixo. Además de la cabecilla, en la banda participaba su propia hija y tres hombres encargados de otras tantas viviendas. Las víctimas, según la Policía, residían "en condiciones mínimas de salubridad e higiene".