Culpable de un delito de homicidio. José Torrado Núñez, el vecino de Portas acusado de matar a su mujer en diciembre de 2008 en el domicilio familiar de la parroquia de Romai, reconocía ayer ante un jurado popular que aquella madrugada estranguló con sus propias manos a María del Carmen Barcala Rebolo mientras sus seis hijos dormían. Una confesión que realizó entre sollozos y apenas sin hablar, moviendo la cabeza de arriba abajo en un gesto afirmativo mientras la fiscal especializada en violencia de género le iba relatando cada uno de los hechos que se produjeron esa noche. Una confesión que se tradujo en un unánime veredicto de culpabilidad por parte del jurado.

La rabia y la angustia acumulada por sus hijos varones, los mayores del matrimonio, estalló al término de la vista oral. Cuando José Torrado era conducido por la Guardia Civil hacia el furgón que lo devolvería a la prisión de A Lama, dos de sus vástagos se abalanzaron sobre él con la intención de agredirle. Otros dos intentaban en vano separarlos y los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional tuvieron que intervenir. Uno de los funcionarios se tiró con uno de los jóvenes al suelo para evitar la agresión. Finalmente, el furgón pudo abandonar la Audiencia Provincial y el incidente se solventó sin que el episodio fuera a mayores. Los hijos de José ya increparon a su padre en el año 2008 cuando fue detenido por estos hechos y trasladado al juzgado de Caldas a prestar declaración.

José Torrado Núñez, de 50 años, y María del Carmen Barcala, quien tenía 42 años en el momento en el que su marido le quitó la vida, tenían seis hijos. Cuatro varones y dos niñas, las más pequeñas. "Están muy afectados", dijo ayer la fiscal, que celebró que la confesión de su padre les hubiera evitado el mal trago de tener que revivir lo sucedido en el domicilio familiar de Mourigán aquella madrugada del 20 de diciembre de 2008.

Según los hechos que reconoció el propio acusado como ciertos, a José Torrado Núñez no le gustaba que su esposa trabajase fuera del domicilio familiar en un restaurante en Curro. Le disgustaba sobre todo el horario que la obligaba a llegar a casa sobre las tres de la madrugada. Unos días antes del crimen, José Torrado había mantenido varias discusiones con su mujer e incluso uno de sus hijos le tuvo que separar de ella cuando el acusado la estaba agarrando. Fue entonces cuando María del Carmen manifestó su intención de separarse. Esto provocó que los propios hijos obligaran a su padre a dormir en una habitación aparte pero aquella madrugada del sábado se habían dormido y, cuando María del Carmen llegó de trabajar, José la estranguló con sus propias manos.

Los agentes de la Guardia Civil que inspeccionaron la escena del crimen y los forenses dictaminaron su "muerte por estrangulamiento a mano". La presión ejercida fue tan fuerte que rompió un cartílago del cuello y el oxígeno dejó de llegar al cerebro casi de forma inmediata. La víctima apenas tuvo opción de defensa.

También declaró un guardia civil que buscaba la vivienda de Portas en la que se produjeron los hechos apenas unos minutos después de que uno de los hijos alertase al 112 de que su madre estaba muerta. Circulaban por la carretera entre Pontevedra y Vilagarcía cuando observaron a un hombre en el arcén y pararon para preguntarle: "lo vimos muy angustiado, le dijimos si le pasaba algo y nos confesó que había matado a su mujer".

El hecho de que José Torrado hubiese reconocido ser autor de los hechos desde el primer momento permitió que la fiscal rebajase la pena de doce años que solicitaba inicialmente para el acusado dejándola en diez años de prisión, por homicidio en grado mínimo al aplicarle el atenuante de confesión. Asimismo, solicitó que como indemnización el acusado ceda su parte de la casa familiar en Portas a sus hijos y que se haga cargo de la hipoteca para que los seis jóvenes cuenten al menos con el problema de la residencia resuelto. La defensa se adhirió a la solicitud del Ministerio Público. La fiscal de violencia, Carmen Novo confía en que el acusado cumpla la pena íntegra.