"No pude hablar con ellos, no fui capaz de ir a su casa; esto es muy doloroso". Entre los asistentes al entierro del pequeño Iván estaba Sergio, un primo carnal del abuelo del niño. Este vecino de Pazos de Borbén explicaba que el perro "era del padre del menor" y que, pese a que siempre estaba atado en el cercado que habían construido para el can en la finca de los abuelos,se trata de un animal "muy peligroso"."Lo tenían atado, pero este tipo de animales no se pueden tener en una casa; ¡aunque ahora me diesen un millón de pesetas por tener uno, yo no lo querría!", decía consternado en las cercanías de la iglesia parroquial de Xesteiras.

Este familiar recordaba que los abuelos del menor estuvieron mucho tiempo "fuera" por cuestiones de trabajo, concretamente en Bilbao, aunque habían regresado y residían en la vivienda de Mosteiro.También rememoró como hacía poco, relató, los padres del niño y el pequeño, que era"precioso",habían estado "merendando" en su casa." Van a hacer una vivienda por aquí, por eso ahora tenemos más contactos, pero ese día no los vi porque yo estaba durmiendo",contó.

Respeto

Entre los vecinos que ayer acudieron a la iglesia a dar el último adiós al niño había algunos que no conocían al pequeño ni a sus progenitores. "Nunca los vimos, pero somos de aquí y no dudamos en venir por respeto a la familia; lo que pasó fue una desgracia, es terrible,¿cómo estarán esos padres?", afirmaban dos mujeres que aguardaban en el exterior de la iglesia a la llegada del coche fúnebre.