La muerte de un niño de dos años en la parroquia de Mosteiro en Pazos de Borbén, a consecuencia del ataque de un perro de raza pit bull propiedad de su familia, ha sobrecogido al municipio. Otros dos menores, de 2 y 4 años, primos del pequeño fallecido, compartían juegos con él en la misma finca ya que los tres se habían quedado al cargo de su abuela. Cuando ésta salió con su nieto herido en brazos y cubierto por una manta para pedir auxilio a los vecinos, los menores se quedaron en la vivienda, según explicaron algunos testigos. "Pudo ser horrible, mi marido vio a los otros dos niños, que son hermanos, en el jardín mirando como su abuela pedía ayuda", explica una de las vecinas.

La Guardia Civil investiga ahora si el perro cumplía la normativa de animales peligrosos y se encontraba "suelto o atado", en el pequeño cercado de madera en el que se encontraba, ya que al parecer existen versiones contradictorias. El animal tenía el chip obligatorio y se comprobará si cumplía con todas las medidas administrativas exigidas, a fin de determinar si existe alguna responsabilidad por parte la familia del pequeño.

Los hechos tuvieron lugar en el lugar de O Mosteiro, perteneciente al término municipal de Pazos de Borbén, en torno a las ocho de la tarde del sábado. El perro enganchó al menor por el cuello causándole múltiples heridas, la mayoría en la cara, aunque también presentaba algunas mordeduras en la espalda. Un equipo del 061 se trasladó al lugar del suceso y trató de estabilizar al niño, que finalmente fue evacuado en un helicóptero de Protección Civil al Hospital Xeral de Vigo, donde falleció.

Dos vecinas de la zona acudieron en auxilio de la abuela del menor al oír sus gritos, y una de ellas avisó al 061 primero y después telefoneó al abuelo y a los padres del pequeño, que habían salido a realizar unas compras en una tienda próxima y llegaron juntos antes de que lo hiciera la ambulancia.

Allí, en medio de la carretera, se vivieron escenas de gran dolor y consternación. La madre del niño, víctima de una crisis nerviosa y en estado de shock, intentó quitar la pistola a uno de los agentes de la Guardia Civil para matarse tras la desgracia ocurrida a su hijo.

Poco después el abuelo del niño, un repartidor de prensa, mató al pit bull colgándolo en el mismo lugar donde tuvo lugar el ataque a su nieto, según explicó el alcalde de Pazos de Borbén, Andrés Iglesias. El animal fue recogido a últimas horas de la noche por el lacero municipal y entregado a la empresa Cánidos Val Miñor que lo mantendrá en custodia judicial para la práctica de pruebas de necropsia. El juzgado de guardia de Redondela se ha hecho cargo del caso.

La primera versión de lo ocurrido apunta a que el perro se encontraba en un recinto cerrado con estacas de madera. El menor se acercó a la verja y el animal lo enganchó entre los barrotes, causándole las graves mordeduras que provocaron su muerte poco después.

La Guardia Civil, ante los duros momentos que vive la familia y dado que ayer se realizaba la autopsia, ha pospuesto las declaraciones de los padres del menor fallecido y de su abuelo, así como de otros posibles testigos hasta que se celebre el sepelio y se encuentren en condiciones de declarar.

El suceso causó gran consternación en el lugar de Mosteiro y en Pazos de Borbén, pese a que los abuelos se trasladaron allí hace apenas tres años y la famlia no es muy conocida.

El alcalde acudió el mismo sábado por la noche a dar el pésame, y ayer la marcha cultural protagonizada por niños guardó un minuto de silencio en señal de duelo. "No vamos a decretar luto, porque es una actividad de niños", justificó el regidor, tras lamentar que lo ocurrido es "una auténtica desgracia".