Prisión provisional y sin fianza. La joven Ana Soto, acusada de lanzarse en coche con sus dos niñas, de 4 y 2 años, por el mirador de Baredo (Baiona) para acabar con sus vidas, si bien las tres sobrevivieron tras "volar" por un precipicio de unos 20 metros, ingresó anoche en la cárcel pontevedresa de A Lama. La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, en funciones de guardia, adoptó esta decisión a última hora de la tarde tras tomarle declaración durante varias horas e imputarle dos presuntos delitos de homicidio en grado de tentativa. Como medida cautelar, la magistrada le prohibe acercarse y comunicarse con las dos pequeñas.

El interrogatorio judicial de la joven, de 31 años de edad y vecina de Baiona, tuvo que posponerse casi tres días desde el siniestro para realizarle una evaluación psiquiátrica en el Hospital Meixoeiro por orden de la juez y a petición de los forenses, que consideraron el primer día que no estaba en condiciones de prestar declaración. Los informes médicos descartaban ayer la ausencia de problemas psicóticos y avalaban su capacidad para declarar.

Ana Soto, en calidad de detenida, llegó a última hora de la mañana de ayer a los juzgados vigueses custodiada por la Policía. El primer paso fue una nueva revisión en la clínica forense y, ya por la tarde, fue interrogada durante un par de horas.

La joven manifestó que había sido un accidente, que no pretendía quitarse la vida ni matar a las niñas, y que el coche se le fue porque se confundió de pedal. Sus explicaciones no convencieron ni a la juez ni al fiscal, ya que se contradice con las llamadas previas que realizó minutos antes del siniestro a su ex marido y a su padre advirtiendo de que iba a tirarse por el acantilado de Baredo con las niñas, indicando el lugar exacto donde se despeñó el turismo.

Su ex marido alertó a las fuerzas de seguridad que acudieron al lugar para tratar de evitar el accidente, y su padre también fue hasta allí, pero el coche de Ana Soto ya se había precipitado contra las rocas. Afortundamente las tres ocupantes del vehículo resultaron ilesas.

Tampoco avalan su versión de lo ocurrido los testimonios recogidos por la Guardia Civil en el lugar del siniestro. Y es que una vez que ella y sus hijas habían sido rescatadas y estaban en lo alto del mirador, Ana Soto intentó arrojarse desde las rocas al mar. Un agente de la guardia civil tuvo que reducirla para evitarlo, según el atestado policial.

En la zona, según la investigación preliminar, no había huellas de frenada, y la distancia que recorrió el turismo (unos 20 metros), corroboraría la versión de un conductor que estaba en el mirador y que aseguró que el coche de la joven estaba parado cuando, de repente, aceleró y se precipitó por el acantilado.

Ana Soto admitió durante su declaración judicial que atravesaba un mal momento personal y que estaba deprimida. Una vez que se le comunicó su ingreso en prisión provisional sin fianza y su inmediato traslado a la cárcel de A Lama custodiada por la Guardia Civil, rompió a llorar de forma desconsolada. Sus gritos rompieron el silencio que reinaba en la sede judicial durante toda la tarde. Su padre, que durante toda la jornada estuvo a su lado en las dependencias judiciales, abandonaba sobre las nueve de la noche los juzgados vigueses acompañado por la abogado de su hija.