"Hay que seguir hasta encontrar el fondo, no podemos dejar ni un hilo", trasmitía ayer lacónicamente el teniente coronel de la Comandancia de Ourense, José Francisco Martínez García. El relato de la muerte violenta de la joven Montserrat Martínez, atascado durante casi nueve años, se desencadena con celeridad en las vísperas del noveno aniversario del suceso. Tras el arresto e ingreso en prisión de Manuel Mouriño, que vive sus primeros momentos en la cárcel de Pereiro de Aguiar desde que anteayer ingresó como presunto homicida de la chica de 21 años; los investigadores pretenden localizar en el País Vasco a dos personas (un varón y una mujer), naturales de Viana o de la comarca de Trives, que pudieron encubrir, obstruir las averiguaciones u ocultar algún testimonio sobre la implicación de Manuel Mouriño que, desde el 14 de abril de 2001, cuando Montserrat Martínez fue vista por última vez, nunca ha dejado de ser considerado el principal sospechoso.

Esta hipótesis de los investigadores concuerda con el testimonio ofrecido por el imputado en el juzgado de Instrucción de Trives, donde confesó ser responsable de la muerte de Montserrat, tras matizar que fue algo desencadenado de forma accidental, cuando además se encontraba bajos los efectos del alcohol, en un parque del centro de Viana do Bolo conocido como Cabo da Vila. Víctima y presunto homicida acudieron a este lugar, pasadas las cinco de la madrugada, después de que la chica se hubiera despedido de unos primos con los que había salido de copas.

Viana estaba en plena ebullición, era periodo de Semana Santa, y muchas personas se encontraban de vacaciones, al igual que Mouriño, que regresaba eventualmente a la villa desde que en 1999 se mudó a Ibiza, donde fue finalmente arrestado. En el parque donde presuntamente mató el 14 de abril de 2001 a Montserrat Martínez, "cuando llegamos había una pareja", y así lo reconocía anteayer en su declaración ante el juez el presunto homicida.

Los investigadores sitúan en el País Vasco el domicilio de esas dos personas que aquel 14 de abril de 2001 supuestamente mantenían una relación y escogieron el parque de Cabo da Vila, como la zona de intimidad que solía frecuentar más de una pareja.

Mientras se desarrollan nuevas diligencias de investigación, se empiezan a dilucidar varias de las líneas seguidas por la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Ourense para poner en jaque a Manuel Mouriño. El cerco policial se estrechó, gracias a la intervención de varias escuchas telefónicas, a lo largo de los últimos siete meses, según manifestaron fuentes próximas al curso de la investigación.

Fue crucial, coinciden varios informadores, un paso en falso que Manuel Mouriño dio en Ibiza: en diciembre de 2008, fue condenado por maltratar supuestamente a la que sería su actual pareja, según consideró probado el Juzgado de Instrucción Número 4 de la capital ibicenca. El fallo judicial impuso, en su día, una pena de prisión de 6 meses pero además, contemplaba, la obligación de mantenerse alejado de la víctima. Fuentes conocedoras de la investigación afirman que su detención se desbloqueó, en parte, porque Mouriño desoyó la prohibición y aún convivía con ella.