Una larga investigación. La Policía Local de Pontevedra llevaba un año siguiéndole la pista a la trama que supuestamente estafó al menos 388.000 euros a once compañías aseguradoras con la compraventa de vehículos siniestrados. El primer indicio de este entramado que ha salpicado a varios municipios de la provincia pontevedresa e incluso a otros de España llegó a los agentes municipales por la denuncia que los propios implicados formularon en agosto del año 2008 por el robo, por supuesto falso, de un Renault Laguna.

La operación "Poza" permitió esclarecer un entramado con 27 supuestos implicados, entre ellos tres empresarios de Pontevedra, dos peritos de Vigo y un taller de la ciudad del Lérez, que al menos desde 2006 se habrían dedicado a cobrar seguros por siniestros que nunca habían ocurrido. Las investigaciones de la Policía Local, dirigidas por el Juzgado número 1 de Pontevedra, han detectado hasta ahora 19 operaciones supuestamente fraudulentas. En una de ellas, por un único vehículo de alta gama, lograron percibir casi 35.000 euros.

Siempre según fuentes de la investigación, el Renault Laguna que significó la primera pista formaba parte de la relación de vehículos afectados por las inundaciones que sufrió Vilagarcía en 2006. Tras ser adquirido por la supuesta banda (a un precio irrisorio, dado su estado tras las riadas), sus integrantes engañaron a la aseguradora dos veces. En una ocasión, simulando daños en las lunas, consiguieron una indemnización de 1.455 euros, pero después quisieron sacar más rendimiento a este Renault y simularon su robo. Al tener peritajes falseados, la aseguradora aceptó abonar 14.000 euros.

Algún detalle de la denuncia –no desvelado por estar aún abierta la investigación– levantó las sospechas de la Policía Local, que comenzó a tirar del hilo, hasta descubrir un total de 19 casos parecidos, aunque todo apunta a que hay más.

Simulados

La trama utilizaba todo tipo de siniestros simulados para alcanzar sus objetivos ilícitos. Si con el Renault Laguna se optó por el robo, en el caso de un Audi A-3 se prefirió el accidente, incluso con lesionados. En esta ocasión, la banda ingresó 1.600 euros por las heridas leves y 7.500 euros más por los daños, que no existían, en el vehículo.

Pero una de las "operaciones" más jugosas para esta red se produjo en febrero de 2008, ya que lograron cobrar casi 35.000 euros de indemnización. Era un Volvo S60 también afectado por las inundaciones. No fue robado ni accidentado, sino que sufrió un falso incendio. Poco después de ser adquirido por la banda, este lujoso coche fue asegurado por los implicados con una póliza a terceros, más robo e incendio. Poco después, casualmente, se trasladó un falso parte al seguro por ese último supuesto. La compañía aceptó una indemnización de 34.961 euros.

Uno de los casos esclarecidos no parece tener relación con el resto. Es el de una mujer que fue al taller presuntamente implicado en la trama –que sigue abierto– para reparar un Volkswagen Golf siniestrado. Según la investigación, las piezas usadas en el arreglo procedían de un coche de la misma marca y modelo que fue robado en Portugal.