Entrevista | Roxana Mouriño Guitarrista clásica y flamenca

“El prejuicio de que la guitarra y la mujer no cuadran sigue ahí”

“El flamenco es un lenguaje que se adapta a muchas formas de expresión”

Roxana Mouriño, en Vigo.

Roxana Mouriño, en Vigo. / Ricardo Grobas

Llegó a la guitarra flamenca con 30 años y con una extensa trayectoria detrás como solista y profesora de guitarra clásica, una andadura que inició con nueve años en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, donde vivió hasta los 19. Hija de emigrantes gallegos, Roxana Mouriño nació en Buenos Aires y es profesora de guitarra clásica de la Escuela de Música de Formentera (Islas Baleares) desde hace 15 años. En ese mismo centro impartirá también desde el próximo curso escolar, clases de guitarra flamenca, tras formarse cinco años en Sevilla. La música viguesa fue uno de los ocho finalistas de los II Premios SGAE de Flamenco Paco de Lucía, con su tema “Viajes”. “Sólo la nominación es un premio. He sido tocada por una varita mágica”, asegura la artista, que pasa unos días en Vigo.

–¿Cómo llega una guitarrista clásica viguesa a la guitarra flamenca?

–Una noche fui a un concierto de Juan Morilla, un guitarrista de Morón de la Frontera que vivía en Formentera [falleció el pasado mes de abril], y cuando acabó fui a pedirle que me diera clases. Sentía que tenía una deuda con el flamenco y que tenía que aprenderlo. Yo escuchaba el flamenquito de Ketama, Pata Negra... Me gustaba, pero lo que me marcó para siempre fue el concierto de Paco de Lucía en el Auditorio de Galicia. Esa guitarra no era normal. Morilla me dio clases durante un año y medio y luego me propuso hacer música juntos y hacer un dúo, Guitarras Mediterráneas. Pasé de ser alumna a compañera de música, aunque durante esa época seguí aprendiendo mucho de él. Las tablas que tenía eran la base de un aprendizaje de cómo se enfoca el flamenco desde la actitud del artista y no tanto desde los conceptos teóricos, que es lo que luego aprendí en Sevilla, donde he estado aprendiendo estos últimos cinco años, y donde he tocado también en algún tablao. Era algo que necesitaba hacer.

–Hay bailaoras y cantaoras, pero apenas hay guitarristas flamencas. ¿Hay prejuicios contra las mujeres en la guitarra flamenca?

–Sobre los años veinte sí había mujeres que tocaban la guitarra flamenca de una manera aficionada, acompañándose incluso a ellas mismas. Pero después de la guerra civil hubo un cambio: el flamenco comienza a verse como un negocio y se profesionaliza, y ahí la mujer no tiene tanto espacio de expresión porque su presencia se limita a la casa. Para tocar la guitarra se necesitan horas que la mujer no tiene porque tiene que cuidar de los hijos y de la casa. Y puedes cantar mientras haces las camas, pero tocar no. Por eso, en el cante sí que se mantuvo la mujer en un nivel muy alto y, sin embargo, en la guitarra quedó como algo casero para las mujeres y como algo profesional para los hombres.

–¿Cuál es la situación actual?

–Por suerte, las nuevas generaciones, entre las que me incluyo, tenemos ya un poco de presencia en los escenarios. Creo que se está viviendo un buen momento en el sentido de que las guitarristas flamencas que tocan bien tienen trabajo e instituciones como la Fundación Paco de Lucía y el Instituto Andaluz del Flamenco también nos están apoyando. Sin embargo, también es verdad que el prejuicio de que la mujer y la guitarra no cuadran está ahí. Es algo cultural, por lo que aún es raro que en algunos ámbitos apoyen a la guitarrista flamenca. Pero creo que cuando se ve a una mujer tocar flamenco ya no se ve tan raro.

–¿Qué le atrajo del flamenco?

–Su fuerza, la transmisión del arte flamenco, su capacidad de conmover. El flamenco transmite mucha emoción.

–¿Es de los puristas o de los que aplauden la fusión del flamenco con otros géneros?

–El purismo es necesario para que me mantenga la tradición, pero es imposible que yo sea purista porque soy multicultural y mi propia trayectoria es ecléctica: toco clásico, flamenco, soy cantautora... El mismo Paco de Lucía fue muy criticado y en Sevilla hay corrientes a las que no gusta. A mí, sin embargo, me encanta lo que hizo y me gusta mucho también lo que están haciendo Yeray Cortés y Vicente Amigo, por ejemplo. El flamenco es un lenguaje que se adapta a muchas formas de expresión.

"Mientras estudiaba guitarra flamenca fui conociéndome a mí misma como persona"

–Está a punto de sacar un disco. ¿Tiene que ver con el flamenco?

–No. “Raíces de mar”, que espero que salga para finales de año, es mi primer disco como cantautora y es un poco autobiográfico. Cumplo 50 años en noviembre y éste es un regalo que me hago a mí misma. Es un disco que tiene retazos de todo: guitarra clásica, pop, salsa, latino, música gallega y un punto de conexión con Buenos Aires, donde emigraron mis padres y donde nací yo. Mezcla muchos ambientes, pero con un punto en común: el mar. “Raíces de mar”, el tema que le da título, tendrá videoclip, que grabaré en Vigo.

–¿Qué le gustaría aportar como profesora y como artista de guitarra flamenca?

Me gustaría poder transmitir esa posibilidad de encontrar tu propio lenguaje. Morilla siempre me decía: “Tienes que hacerlo tuyo”, algo que me costó entender al principio. En el clásico, no expresas tu propia voz, sino que interpretas los temas de otros, la voz de otros. En el flamenco, sin embargo, estás casi obligado a hacer tuyo el tema porque si no lo haces no suena bien. Cuando comencé a estudiar guitarra flamenca me tocó deconstruir lo aprendido y en ese proceso fui conociéndome a mí misma como persona.

–¿Tiene en su familia precedentes musicales?

–Profesionales, no. Mis padres son de origen humilde y antes no era fácil ser artista. Mi padre cantaba muy bien de joven y le encantaba la música. Iba a ver las zarzuelas que llegaban a Buenos Aires e incluso cantaba arias. Podría haber sido tenor, pero las circunstancias eran las que eran. Y según mi padre, esa vena musical le venía del suyo, que bailaba en las fiestas. Yo tuve la suerte de poder estudiar música, formarme y vivir de ello.

–¿Qué supuso para usted ser finalista de los II Premios SGAE de Flamenco Paco de Lucía?

–La nominación para mí fue el premio. Que entre las 44 obras presentadas eligieran la mía, que pasase por oídos de personas que saben de flamenco más que nadie, fue impresionante. Me ha tocado una varita mágica. Ya me han salido varios contratos.

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