Moñino: “Tenemos que cambiar la falsa idea de que comer saludable es aburrido”

“La gran mayoría de personas están inflamadas y no lo saben”, afirma la dietista y nutricionista | Dolor de cabeza, eccemas en la piel y gases, algunos de los síntomas

Amil López Viéitez y Sandra Moñino (d.), ayer en el Club FARO. |    //RICARDO GROBAS

Amil López Viéitez y Sandra Moñino (d.), ayer en el Club FARO. | //RICARDO GROBAS

“La inflamación es la enfermedad silenciosa”. Así lo aseguró la nutricionista y dietista integrativa Sandra Moñino (@nutricionat_), con más de 500.000 seguidores en redes sociales, que ayer presentó en el Club FARO su primer libro, “Adiós a la inflamación. Cómo prevenir y tratar enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso” (HarperCollins), un manual que recoge las claves para mejorar la salud a través de una alimentación antiinflamatoria natural y de algunos simples cambios de hábitos, que incluye un reto gratuito de tres días y un menú con recetas para familiarizarse y empezar con este estilo de alimentación. “La gran mayoría de personas están inflamadas y no lo saben, pero es un problema que se puede revertir”, afirmó Moñino, CEO de una clínica online que ha ayudado a más de 7.000 personas a desinflamarse.

Dolor de cabeza, estreñimiento, gases, sangrado de encías, eccemas en la piel, infecciones de orina, cansancio, mal humor, ansiedad y caída del cabello, entre otros, pueden ser síntomas de inflamación crónica. “No debemos normalizar molestias como los gases o el estreñimiento, que parece que aún nos da vergüenza comentar con el médico, porque pueden estar avisándonos de que algo no va bien en nuestro organismo. Para solucionarlos, hay que ir al origen porque si no, el problema pueden desencadenar en otras enfermedades”, advirtió la especialista, una de las mayores expertas en inflamación.

En este sentido, señaló que la evidencia científica muestra que el estilo de alimentación influye en el desarrollo de muchas enfermedades, como distintos tipos de cáncer, patologías cardiacas, enfermedades digestivas y enfermedades autoinmunes, de las que, señaló, cada vez hay más casos. “Aunque tengan una predisposición genética, todas las personas que tienen una enfermedad autoinmune han tenido inflamación crónica. Podemos cambiar esa predisposición si llevamos una alimentación antiinflamatoria”, comentó.

Pero según la nutricionista alicantina, acabar con la inflamación crónica no sólo mejora el estado físico, sino también el mental, ya que el intestino y el cerebro están estrechamente relacionados. “La inflamación y un desequilibrio en la flora intestinal influyen en el estado de ánimo y en las emociones. Mantener estable nuestro intestino es la clave para tener una buena salud física y mental”, dijo.

La conferenciante aseguró que abusamos de los productos procesados en detrimento de los frescos, tanto vegetales como animales. Asimismo, denunció la publicidad falsa en alimentación. “En España se publicitan como saludables productos que no lo son, algo que es ilegal en otros países”, afirmó.

La nutricionista, que fue presentada por la también nutricionista y doctora en Farmacia Amil López Viéitez, aseguró que tener inflamación no tiene que ver con estar gordo o delgado y lamentó los falsos mitos que hay en torno a la alimentación. “Tenemos que cambiar la falsa idea de que comer saludable es aburrido y comer mal divertido. Tenemos que cambiar esta mentalidad y motivar a comer de forma saludable”, aseguró.

Llevar una alimentación sana tampoco supone llevar una dieta restrictiva. Todo lo contrario. “Es preferible comer más cantidad y comer alimentos de calidad que pasar hambre”, expuso la especialista, que también aconsejó acostumbrar al paladar a los sabores naturales, desterrando así el azúcar de la dieta; tomar todos los nutrientes, no restringir ninguno; vencer el sedentarismo; exponernos a la luz solar a diario; no comer a todas horas; socializar, y, sobre todo, disfrutar comiendo.

Comer sano tampoco significa cohibirse de todo. “Tomarte un día un helado puede sentarte bien. El secreto está en el equilibrio”, comentó. Y una buena noticia para los amantes del chocolate: este producto, si su pureza es superior al 80%, no sólo es un capricho delicioso, sino que es antiinflamatorio.

“Para perder peso basta con reducir las calorías”

Según Sandra Moñino, estamos cada vez más inflamados y una de las razones es la sobreinformación –mucha incorrecta o falsa– que tenemos, especialmente a través de internet, donde se pueden encontrar todo tipo de dietas bajo el epígrafe de “saludable” con principios diametralmente opuestos. Otra de las razones son las estrategias de marketing. En este sentido, afirmó que los etiquetados de los productos que venden los supermercados tampoco ayudan a aclarar las dudas. “Podemos encontrar galleras ricas en fibra que aseguran que bajan el colesterol cuando en realidad están llenas de ingredientes proinflamatorios que hacen el efecto contrario al prometido”, advirtió.

Como primer paso hacia una alimentación antiinflamatoria, la nutricionista recomendó retirar o disminuir los alimentos proinflamatorios de la dieta, entre éstos el azúcar añadido y las harinas refinadas, e incluir de manera más frecuente los antiinflamatorios. En este sentido, recomendó el consumo de vegetales (verduras, frutas, legumbres, frutos secos, semillas y cereales), productos frescos y no procesados, lácteos, preferiblemente de cabra y oveja, huevos, carne blanca, pescado y marisco. En cuanto a la bebida, evitar el alcohol y beber agua. También, cambiar el orden de las comidas, lo que hará que bajen los picos de glucosa y aumenten los niveles de vitamina D; hacer ejercicio; descansar adecuadamente, y aprender a gestionar el estrés.

También alertó sobre el consumo excesivo de medicamentos como ibuprofeno, paracetamol o antiácidos, que también inflaman, y aseguró que “para perder peso, no basta con reducir las calorías”. En este sentido, explicó que cada persona es capaz de absorber más o menos grasa de las calorías que consume en función de la inflamación que tenga en el cuerpo y de la microbiota intestinal que presente. “Por esto, dos personas pueden comer lo mismo y que una engorde y otra no”, aseguró.