¿Por qué tanta gente joven tiene cáncer? Un misterio que intriga a los investigadores

Los científicos intentan desentrañar por qué aumentan los tumores en menores de 50 años

Apuntan a una combinación de factores de riesgo

Entrega de un kit para un cribado de cáncer de colon en un hospital gallego.

Entrega de un kit para un cribado de cáncer de colon en un hospital gallego. / Alba Villar

Rafa López

Rafa López

Es una paradoja de nuestra época: al tiempo que la mortalidad general por cáncer desciende, gracias a la investigación y los avances médicos, se incrementan los casos de tumores en personas jóvenes. Un artículo publicado el pasado jueves en la revista científica “Nature”, una de las más prestigiosas a nivel global, califica esta tendencia de “misterio moderno”. “Las estadísticas mundiales –añade– lo dejan claro: las tasas de más de una docena de cánceres están aumentando entre adultos menores de 50 años”. Lo que no está nada claro es la causa. Es algo que intriga a los investigadores, aunque los científicos se inclinan a pensar que no hay un único factor implicado, sino una combinación de múltiples causas.

En términos generales, la edad avanzada es el principal factor de riesgo de cáncer. Según se explica en un reciente artículo divulgativo en la revista “Yale Medicine”, a los 50 años el daño celular comienza a acumularse en el cuerpo y la curva de incidencia de cáncer se dispara durante las décadas posteriores. Que se diagnostique un cáncer antes de los 50 años no es algo raro, pero tampoco esperable, considerando que la edad promedio para un diagnóstico oncológico es de 66 años. Por ello, el reciente aumento de los cánceres de aparición temprana resulta preocupante.

Previo a la pandemia

Esto viene de antiguo, de antes de la pandemia, pero, como todas las tendencias epidemiológicas, han sido necesarias décadas para confirmarla. Una investigación publicada en septiembre pasado en la revista científica “BMJ Oncology” reveló que los casos mundiales de cáncer en personas entre los 14 y los 49 años de edad aumentaron un 79% entre 1990 y 2019. Las muertes por cáncer en ese mismo grupo de edad se elevaron en más del 27 por ciento. Más de un millón de menores de 50 años mueren cada año de cáncer en el mundo.

Para este estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), se evaluaron 29 cánceres en 204 países diferentes. Los tumores frecuentes en mujeres, como los ginecológicos y el cáncer de mama, mostraron un aumento importante en su incidencia, haciendo que ese aumento del cáncer en jóvenes sea algo mayor en las mujeres. Otros tumores que también muestran un incremento acusado en su incidencia son el cáncer de piel no melanoma y tumores gastrointestinales. Los cánceres de mama, tráquea, pulmón, intestino y estómago son responsables del mayor número de muertes.

“Cada vez hay más datos que apuntan a que el paciente joven con cáncer es cada vez más frecuente –comentó sobre este estudio el investigador Alejandro Pérez Fidalgo, médico adjunto del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia–. Cada vez es más necesario realizar estudios que nos permitan identificar las potenciales causas que puedan estar detrás de ese incremento del cáncer en estos grupos de población”, añadió, en declaraciones a SMC.

Este investigador reconoce que el mayor diagnóstico y el creciente acceso de la población a pruebas y cribados podría explicar este aumento, pero a renglón seguido aclara que “el hecho de que el aumento de incidencia sea precisamente mayor en países desarrollados (donde esta diferencia en el acceso a técnicas no debería ser tan grande) y que este estudio coincida con otros similares con otras bases de datos sugieren que este factor de confusión no es tan relevante y que los datos de incremento del diagnóstico de cáncer en adolescentes y adultos jóvenes es una realidad”.

¿Epidemia mundial?

Entre esos otros estudios similares, Pérez Fidalgo cita uno realizado por investigadores del departamento de Epidemiología de Harvard (EEUU) publicado en 2022 en "Nature Reviews Clinical Oncology". Este estudio se preguntaba: “¿Es el cáncer de aparición temprana una epidemia mundial emergente?”, y la respuesta parece ser afirmativa. Sus autores señalan que la mayor extensión de los programas de detección ha contribuido en cierta medida a este fenómeno, aunque también reconoce que “parece haber surgido un aumento real en la incidencia de formas de aparición temprana de varios tipos de cáncer”.

En cuanto a las causas, los investigadores de Harvard apuntan a “la exposición a factores de riesgo en los primeros años de vida y en la edad adulta temprana”. Entre ellos, “cambios en la dieta, el estilo de vida, la obesidad, el medio ambiente y el microbioma, todos los cuales podrían interactuar con susceptibilidades genómicas y/o genéticas”. Sin embargo, reconocen que los efectos de las exposiciones individuales a estos factores de riesgo “siguen siendo en gran medida desconocidos”.

El reportaje de “Nature”, por su parte, recuerda que alteraciones en la composición del microbioma, como los causados por cambios en la dieta o antibióticos, se han relacionado con la inflamación y un mayor riesgo de varias enfermedades, incluyendo algunas formas de cáncer. Los estudios citados sugieren una multiplicidad de posibles factores, como el mayor consumo de ultraprocesados, menor presencia de lácteos y frutas en la dieta, menos horas de sueño y el consumo de alcohol y de tabaco.

Caitlin Murphy, epidemióloga de la Universidad de Texas en Houston (EE UU), cuenta en “Nature” que al principio pensaba que habría “un factor que lo explicara todo”, en los cánceres colorrectales de aparición temprana. “Cuanto más tiempo he pasado [investigando], más claro parece que no existe uno solo. Hay un montón de factores de riesgo”, explica.

Ciertos cánceres, como el de mama, tienden a ser más agresivos en adultos más jóvenes, señala la oncóloga Maariya Rozenblit en el reportaje de “Yale Medicine”. En cuanto al cáncer colorrectal también hay diferencias, apunta, en la misma publicación, su colega Jeremy Kortmansky: “Los adultos más jóvenes tienden a tener un cáncer de apariencia más agresiva –explica este oncólogo, especializado en cánceres gastrointestinales–. También tienden a presentarse en una etapa más avanzada que no se explica únicamente por un retraso en el diagnóstico”. Los cribados para el cáncer colorrectal comienzan en torno a los 45 o los 50 años, según los países, y algunos pacientes son demasiado jóvenes para optar a esas pruebas de detección rutinaria. Con todo, este no es el único factor que lo explique. “Si se tratara de una sola prueba irrefutable, nuestros estudios hubieran señalado al menos un factor, pero no parece que sea eso, sino una combinación de muchos factores diferentes”, afirma en “Nature” Sonia Kupfer, gastroenteróloga de la Universidad de Chicago (EE UU).

En Estados Unidos, donde los datos sobre cáncer en la población se consideran especialmente rigurosos, se ha verificado que estos cánceres de aparición temprana afectan con frecuencia al sistema digestivo. Algunos de los aumentos más acusados se dan en las tasas de cáncer colorrectal, pancreático y de estómago. Otros, incluidos los cánceres de mama y de próstata, también están al alza. El que se reduce claramente es el cáncer cervical, gracias a la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).

Pandemia de COVID

Aunque el aumento del cáncer en personas jóvenes se ha verificado antes de la irrupción del COVID, la pandemia podría acentuar esta tendencia. En el otoño de 2022, una comisión de expertos creada por la revista “The Lancet Oncology” auguró una epidemia de cáncer en Europa en la siguiente década por el retraso en los diagnósticos. Este panel científico calculó que entre 2020 y 2022, los peores años de la pandemia, se dejaron de realizar un millón de diagnósticos de cáncer en todo el continente.

Además de este efecto de diagnóstico tardío hay una hipótesis no comprobada, pero que de confirmarse tendría graves implicaciones en la salud pública mundial. Algunos estudios, entre ellos el liderado por los científicos gallegos Antonio Salas, Federico Martinón-Torres y Alberto Gómez Carballa, apuntan a la posible capacidad oncogénica del coronavirus del COVID. El estudio gallego, publicado en "Journal of Infection", indagó en la inhibición a largo plazo de una proteína que suprime tumores, la P53, por parte del SARS-CoV-2, lo cual podría ser un factor de riesgo de carcinogénesis. En una entrevista con FARO el pasado año, Antonio Salas llamó a la prudencia: “Necesitaremos años para saber si el SARS-CoV-2 es un virus oncogénico y si eso tiene relevancia clínica”, afirmó.

Varios factores posibles

  1. Diagnósticos más precisos y mayor acceso a ellos.
  2. Mayor consumo de alimentos ultraprocesados.
  3. Menor consumo de lácteos y frutas.
  4. Mayores tasas de obesidad.
  5. Alteraciones del microbioma que causan inflamación.
  6. Menos horas de sueño.
  7. Mayor consumo de tabaco y alcohol.

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